Jorge Luis Borges
(1899-1986)
EMMA ZUNZ
(El Aleph (1949)
Últimos capítulos del texto:
Ante Aarón Loewenthal, más que la urgencia de vengar a su padre, Emma sintió la de castigar el ultrajepadecido por ello. No podía no matarlo, después de esa minuciosa deshonra. Tampoco tenia tiempo que perder en teatralerías. Sentada, tímida, pidió excusas a Loewenthal, invoco (a fuer de delatora)las obligaciones de la lealtad, pronuncio algunos nombres, dio a entender otros y se cortó como si la venciera el temor. Logro que Loewenthal saliera a buscar una copa de agua. Cuando éste, incrédulode tales espavientos, pero indulgente, volvió de comedor, Emma ya había sacado del cajón el pesado revolver. Apretó el gatillo dos veces. El considerable cuerpo se desplomo como si los estampidos y elhumo lo hubieran roto, el vaso de agua se rompió, la cara la miro con asombro y cólera, la boca de la cara la injurio en español y en ídisch. Las malas palabras no cejaban, Emma temblaba antesemejante situación. Esperó un momento tirada en el frio suelo, luego de haber arrastrado el cuerpo del desentendido Aarón hasta un armario viejo y desecho que se encontraba en un rincón de la habitación.Pasó allí varios minutos, se levantó, dudó, salió despacio de aquel cuarto medio iluminado, bajó por las escaleras pasando desapercibida, mientras el ruido de algunos carros en la calle la espantaba acada momento. Caminó hacia una puerta oxidada y negra al final de un pasillo oscuro de la fábrica. Era la puerta trasera, salió desprevenida y corrió.
Desapercibida, Emma Zunz, con ojos llorososllegó a una esquina donde solo había un semáforo viejo que no anunciaba el paso de los autos. Cruzó la avenida incorporándose en la acera fría de la noche, se fue despacio pensando en si su padre estaríaorgulloso de lo que había hecho y mas aun, de que lo hizo por él. Caminó y caminó hasta el centro de la ciudad, exhausta buscó en una cafetería un teléfono para comunicarse con Elsa, su voz...
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