Jorge Luis Borges
Esa foto que muestra a Borges entrando en el Palacio de Minería, fue tomada por Paulina Lavista en 1981, año de su segunda y última visita a México. La primera vez fue en 1973,pero Borges es ciego desde 1955. Cabría preguntarse cómo vio al país este convidado ilustre. La ciudad que otros han devorado con la mirada, en el ansia de abarcar colores, razas, luz, ¿cómo lasintió el hombre que sólo con su inteligencia y con su notable percepción pudo verla? Y no hay dudas que lo hizo porque así lo testimonia el poema México, aparecido en su libro de 1976 La moneda de hierro.Otra foto de Paulina, también expuesta en 1981, lo había retenido en 1973 frente a las pirámides de Teotihuacan y en esa ocasión la pintora y crítica de arte Leticia Ocharán apuntaba: "...el retratodel escritor Jorge L. Borges, [es] uno de los más interesantes por su polisemia. Estas connotaciones pueden ser: el literato argentino ciego, o casi ciego, ante las ruinas de la cuna de la culturaoccidental que él ama y no puede disfrutar visualmente: Borges, quien nos da la visión de algo que ya no ve y la vitalidad que le otorga a una cultura desaparecida".
No hoy que olvidar a Borges como elmaestro de los laberintos, de los cuales se sale siempre por una puerta inusual, sorpresiva, relacionada con su concepto de lo eterno, de la vida y de la trascendente muerte: Yo creo que lainmortalidad personal no es menos creíble que la muerte: ¡las dos cosas son increíbles! El hecho de que alguien perdure más allá de la terminación de su cuerpo parece raro, pero también lo es el hecho de quealguien desaparezca finalmente.
Esa apreciación del laberinto, más su particular recreación de los caminos "otros", las vías ocultas, difíciles, las que finalmente nos conducen a otra dimensión de lavida y de la belleza, fueron la conexión de Borges con el espacio del México colonial. Un sitio en el que las supuestas rupturas sólo existen como contrastes, pues el espacio y el tiempo continúan...
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