Jose Hernandez
Insiste, Borges, acerca de la «Biografía»que «la aventura consta en un libro insigne» (p. 53) y de «El fin», «nada, o casi nada es invención mía» (p. 116). Cierto es que en ese libro -siempre aludido y nunca mencionado- está la aventura delpersonaje Cruz y algunas circunstancias de su vida y el larvado episodio del segundo duelo. Pero Borges presta a los mismos hechos una proyección nueva y personal y actualiza con sentido muy propioel trance potencial del poema. Si cuando niño, el poema, leído a hurtadillas, dejó en él su impronta; andado el tiempo, él dejará la suya en la materia que maneja. Allí están sus peculiares modalidadesexpresivas, su sabia retórica, sus amaneramientos, los conceptos y elementos recurrentes, los laberintos, los espejos, las simetrías, las alusiones veladas. De aquel libro que «es capaz de infinitasrepeticiones, versiones, perversiones» (p. 53) las ficciones borgeanas serán consideradas meras repeticiones, por unos; lastimosas perversiones, por otros; son, en realidad, versiones, en una dobleacepción del vocablo. Una forma de traducir peculiar, no los mismos contenidos en diferentes palabras, sino usar las casi, idénticas palabras para contenidos diversos. Y, también, una forma de trasvasede verter, de trasiego, en que pone mucho de sí. Tres clases de escritores habría: los que, como la hormiga, acarrean sólo lo ajeno, sin aportar nada; y estos son escribanos, no escritores; los que,como la araña, sacan todo de sí para su tela, y estos son inexistentes, o dioses; y los que, como la abeja, trasmutan en miel personal lo que liban de diversas flores. La labor de Borges aquí es de...
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