Jose ingenieros
I. EL HOMBRE RUTINARIO:
Las ciencias, el heroísmo, las originalidades, los inventos, la virtud misma, parecerles instrumentos del mal, en cuanto desarticularlos resortes de sus errores: como en los salvajes en los niños y en las clases incultas. Los prejuicios son creencias anteriores ala observación; los juicios exactos o erróneos son consecutivos a ella, todos los individuosposeen hábitos mentales; los conocimientos adquiridos facilitan los venideros y marcan su rumbo .En cierta medida nadie puede substraerles. No son exclusivos de los hombres mediocres, pero en ellos representan siempre una pasiva obsecuencia al error ajeno.
La ignorancia es su verdugo, como lo fue la otrora del siervo y lo es aun del salvaje; ella los hace instrumentos de todos los fanatismos,dispuestos a las domesticidades incapaces de gestos dignos. Enviarían en comisión a un lobo y un cordero, sorprendiéndose sinceramente si el lobo volviera solo.Carecen de buen gusto y de aptitud para adquirirlo. Su incapacidad de meditar acaba por convencerles de que no hay problemas difíciles y cualquier reflexión paréceles un sarcasmo; prefieren confiar en su ignorancia para adivinarlo todo, basta queun prejuicio sea inverosímil para que lo acepten y lo difundan; cuando creen equivocarse podemos jurar que han cometido la imprudencia de pensar.la tolerancia de los ideales ajenos es virtud suprema en los que piensan. Es difícil para los semicultos; inaccesible. Exige un perpetuo esfuerzo de equilibrio ante el error de los demás; enseña a soportar esa consecuencia legitima de la falibilidad detodo juicio humano: El que se ha fatigado mucho para formar sus creencias, sabe respetar la de los demás.
los hombres rutinarios desconfían de su imaginación santiguándose cuando esta les atribula con heréticas tentaciones reniegan de la verdad y de la virtud si ellas demuestran el error de sus prejuicios muestran grave inquietud cuando alguien se atreve a perturbarlos. Astrónomos hubo que senegaron a mirar el cielo a través del telescopio, temiendo ver desbaratados sus errores más firmes
II. LOS ESTIGMAS DE LA MEDIOCRIDAD INTELECTUAL:
Si de esto dedujéramos que quien no piensa no existe, la conclusión le desternillaría de risa, las mediocracias exigen de sus actores cierta seriedad convencional, que da importancia en la fantasmagoría colectiva. Los exitistas lo saben; se adaptan a seresas vacuas * personalidades de respeto *, certeramente acribilladas por Stirner y expuestas por Nietzsche a la burla de todas las posteridades. Platón y Aristóteles con grandes togas y como personajes graves y serios. Eran buenos sujetos, que jaraneaban, como los demás, en el seno de la amistad. Escribieron sus leyes y sus retratos de política para distraerse y divertirse; era la parte menosfilosófica de su vida. Las más filosóficas era vivir sencilla y tranquilamente .El hombre mediocre que renunciara a su solemnidad, quedaría desorbitado; no podría vivir el hombre que acepta esa máscara hipócrita renuncia a vivir más de lo que permiten sus cómplices. Hay, es cierto, otra forma de modestia, estimable como virtud legitima: es el afán decoroso de no gravitar sobre los que nos rodean, sindeclinar por ello la más leve partícula de nuestra dignidades temor de comprometerse les lleva a simpatizar con un precavió escepticismo. Bueno es desconfiar del Hipócrita que elogia todo y del fracasado que todo lo encuentra detestable; pero es cien veces menos estimable el hombre incapaz de un sí y de un no, el que vacila para admirar lo digno y execrar lo miserable. En el primer capitulo de losCaracteres perece referirse a ellos, Las Bruyere, en un párrafo copiado por Hello: * Pueden llegar a sentir la belleza de un manuscrito que les lee, pero osan declarar en su favor hasta que hayan visto su curso en el mundo y escuchando la opinión de los presuntos competentes; no arriesgan su voto, quieren ser llevados por la multitud. La Mediocridad intelectual hace al hombre solemne, modesto,...
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