Jose manuel

Niña y niño: (entran corriendo)

Abuela, abuela

Abuela: ¿qué pasa niños?

Niña: no podemos dormir.

Niño: cuéntanos una historia

Niña: siiiiiiii

Pero antes responde una pregunta

Abuela: si dime, ¿cuál es tu pregunta?

Niña: quería saber por qué….

Niño: oye no se lo digas, ya te lo explique, nunca ha salido y listo.

Niña: si lo siento… pero… mmm buenoAbuela: ¿de qué están hablando niños? Será mejor que me digan o no les contare ninguna historia.

Niño: si bueno, es que… mejor nos vamos a dormir

Niña: ¿por qué en la iglesia de santa Catarina nunca sale en procesión el señor sepultado?

Niño: no le hagas caso abuela, mejor vámonos a dormir.

Abuela: niños esperen; bueno la respuesta a tu pregunta María la encontramos en una interesanteleyenda.

Niña: wow, vez Alejandro te dije que no se enojaría, si le preguntabas.

Niño: es que… lo siento yo le hice la misma pregunta a doña chonita y me dijo que nunca se hablaba de ese tema por aquí.

Abuela: niños, saben las personas han perdido mucho la cultura y patrimonio de nuestro país, y no saben apreciar a los grandes escritores guatemaltecos que nos han dejado un legadoincomparable en cada uno de sus escritos.

Niña: ¿y el señor sepultado de santa Catarina tiene un escrito?

Abuela: claro que si, tiene una leyenda.

Niño: ¿y quién la escribió?

Abuela: un dramaturgo guatemalteco, el señor Celso Lara Figueroa.

Niños: (saltando y muy insistentes) cuéntanos la leyenda, si cuéntanos.

Abuela: claro acérquense.

Abuela: Rafael del Llano estaba exhausto aquellanoche.

Luego de un día de intenso trabajo conducía al paso, por la calle del Teatro, el carruaje de alquiler del cual era cochero.

Era viernes. La noche de un viernes santo ya bastante avanzada.

Después de trasladar a dos ancianas rezagadas hasta la calle del Seminario, regresaba a los establos de Schumann a rendir cuentas al patrón y guardar el carruaje.

Comocaminaba hacia el barrio de Santa Catarina, dobló en la esquina de la iglesia de la Merced y enfiló por la calle de la Esperanza.

Rafael, además de cansado, se sentía triste.

Aquel ambiente impregnado de incienso y aroma a flor de corozo, pesaba sobre su espíritu, como el fanatismo místico sobre la ciudad.

Silencio absoluto.

Calles solitarias y oscuras. Escuchabatan sólo el ruido de herraduras del caballo que se estrellaban en el empedrado. Atravesó la calle de La Concepción, y vio la hora en uno de los relojes de la Catedral.

Rafael: Hay razón para estar cansado si son ya más de las once.

Rafael recordando: transporte a muchas personas a las distintas procesiones que recorrieron los barrios y las calles de la ciudad, sobre todo elSanto Entierro de Santo Domingo, a donde más gente he trasladado. Que impresión me ha dejado esta última por su sobriedad, el silencio de los cargadores y la inmensa tristeza del cristo yacente.

Abuela: Además, era la procesión de su barrio. El vivía en el callejón del Carrocero.

Rafael pensando: por primera vez en mucho tiempo, el Señor Sepultado de la iglesia de Santa Catarina noha salido en procesión.

Muchas han sido las causas: falta de dinero, de organización… en fin…

Abuela: ¡Qué sabía él! Su desolación era mayor aún porque además de cargarlo, le profesaba una fe inmensa.

Rafael: qué milagroso es el sepultado de Santa Catarina.

Aun recuerdo cuando niño, mi abuela me había contado la historia del Señor que remontaba a Santiago deGuatemala, mucho tiempo antes del terremoto de Santa Marta.

Abuela: recordaba aun el relato de su abuela.

Abuela II: una noche el Hermano Pedro se encontraba rezando a los pies de crucifijo, en la iglesia de El Calvario de Antigua, frente al Cristo Crucificado que está bajo el coro.

Era ya muy tarde, pasaba la media noche… y cuando más arrobado se hallaba en su oración el...