jose
El dormía recostado hacia el lado izquierdo, casi boca abajo.
Ella iniciaba la diaria faena —barrer, trapear, lavar ropa, preparar la comida— levantándose a las seis y sacudiéndole enérgicamente hasta despertarlo. De otra manera quedaría tirado en la cama, toda la mañana, vencido por la modorra alcohólica.
Suena el timbre del reloj despertador. Comprueba la hora de lacarátula fosforescente porque está muy oscuro. Enciende la luz, se pone la bata raída, la única que tiene, y se dirige a la cama de Julio. Lo toma por el brazo, le da media vuelta hasta ponerlo cara al techo y empieza a zarandearlo. El expediente no da resultado. Viéndole insensible a las sacudidas, cae en la tentación, que a menudo la perturba, de no despertarlo. Que se cumpla la amenaza de dosAurelio (otra falta y al carajo). Ya no le importa que el futuro se ponga más negro. Que venga la miseria total, la muerte por hambre. Ella tendrá valor para enfrentarlas. Las continuas penurias han venido a ser una especie de entrenamiento. Mientras esas ideas le dan vuelta en la cabeza, enciende la pequeña cocina de gas, se acerca a la ventana, aparta las cortinas para que penetre la claridaddel alba. Casi no entra luz. Grandes nubarrones, una lluvia levísima, hacen gris el aire, empañan los cristales. El cielo fosco le abate el ánimo y la empuja a las meditaciones inútiles. Lo de él es irremediable. De nada han servido consejos, súplicas. Dinero botado el que se gastó en la clínica, en los siquiatras. Tiempo perdido el de los alcohólicos anónimos que trataron de convencerlo. Sólo unmilagro, como decía su madre, podría salvarlo. Pero los milagros no existen. Dios no podría ser el autor de los milagros, tampoco existe. Lo sabe perfectamente después de haber quemado su fe en rosarios, velas, misas, comuniones, que para nada sirvieron.
Primero bebía únicamente en las fiestas, aduciendo como argumento la obligación de cumplir los formulismos sociales. Sin amistades no seprospera, y en nuestro país es imposible abrirse camino, ganar amigos y conservarlos si no se sabe beber. El alcohol es una llave, una institución, una figura sagrada. Prueba de lo último es que está, como Dios, en todas partes, bautizos, cumpleaños, bodas, velorios.
Después vinieron las reuniones sabatinas en casa. Ya no hablaba de la obligatoriedad del alcohol sino de sus virtudes propias. Hilvanabadislate tras dislate. De cierto es un tónico. Aumenta el fluido cerebral y la potencia viril. Es higiénico porque limpia el alma de la herrumbre que va dejando la vida cotidiana. Además terapéutico porque no me van a negar que es saludable desahogarse y echar puteadas a diestra y siniestra, porque todo esto, del lado que se le mire es pura mierda. Si en vez de recurrir a la bebida nos tragáramosnuestra indignación, nuestra cobardía, terminaríamos suicidándonos o haciendo maricones. En ocasiones sacaba a relucir argumentos teológicos. Cuando Jehová desata el diluvio salva a Noé por haber sido el primer hombre que descubrió la fermentación de la uva. Jesús dijo que su sangre era vino y por eso los curas lo beben en la misa.
Los domingos amanecía con dolor de cabeza, el ánimo por elsuelo. Pero juraba que no era efecto de los tragos. Era el cansancio normal consecuente al desvelo y al esfuerzo que produce el hallazgo de verdades dolorosas. Ese cansancio sólo se cura con otros tragos. Una espina saca otra espina. Así aparecieron las borracheras de los domingos, después las de los lunes y las de todos los días. Y allí está ahora, viejito, arrugado, tembloroso. Lo dejará dormir unosminutos más, tal vez así se despierta un poco más despejado. Aunque esa es una ilusión porque tiene ya la cabeza hueca como la de un idiota.
A través de la ventana ve venir un hombre en bicicleta, envuelto en una capa. Es el que reparte diarios. Se detiene, apoya el vehículo en la cuneta, baja y tira uno por debajo de la puerta. Ella no lo recoge. ¿Para qué? Traerá las noticias de siempre....
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