Jovenes en la actualidad
Es menester comenzar por situarnos temporalmente: nos hallamos en la tan remanida posmodernidad. En la cultura occidental que básicamente se caracteriza por la coexistencia del capitalismo, la industrialización y lademocracia, la posmodernidad sustenta en el fondo la muerte de las ideologías –sobre todo las progresistas, las utopías- apelando a un pragmatismo sin precedentes que cabalga sobre la impotencia explicativa de la razón, la orfandad de valores espirituales, la actividad política vaciada de concepciones idealistas y alejada de las reales necesidades de la gente, destacando más la imagen que laplataforma de propuestas; las falencias de la justicia que inventa cargos y persigue inocentes desvalidos mientras hace la vista gorda ante los corruptos culpables pero poderosos, todo apuntando a instalar un nuevo paradigma: el consumo hedonista, el puro placer mercantilista para unos pocos, mientras que para la gran mayoría restante solo queda la exclusión y marginación que van de la mano de ladesocupación, los ínfimos salarios, la desprotección social, sanitaria, de educación y seguridad.
Asistimos entonces a una gran crisis de credibilidad de todo el sistema, que también abarca en su mayor parte a la adolescencia, un grupo social intrínsecamente idealista. Y este escepticismo deriva en una ética sin valores, donde “todo vale”, todo está permitido, nada es bueno ni malo, nada esabsoluto, todo es relativo y depende del criterio de cada uno. Hay un libertinaje moral, rige el dejar hacer, dejar pasar (como dice el tango: dale que va, si allá en el horno nos vamos a encontrar...).
Hay una sobresaturación de información, la mediocridad y superficialidad son totales. Cualquier modelo pechugona siliconeada o futbolista pelilargo con arito opinan sesudamente sobre cualquier cosa,azuzados por los medios de comunicación que fomentan el pasatismo y la banalidad con tal de vender más y con su morbosidad transforman a los noticieros en verdaderas galerías del horror. Nos atiborran con entretenimientos y timbas de toda laya, culebrones soporíferos y series y películas de tremebunda violencia.
Se propugna el consumismo a ultranza. Al lado de las villas miseria, favelas y bolsonesde pobreza coexisten las autopistas, los countries residenciales, los megashoppings, las fábricas con su polución y la destrucción ecológica. Sí, es la Biblia junto al calefón...
Todo se vacía de sentido, ya no es posible confiar en una verdad única y segura. Se nos quiere vender el modelo-éxito del “self made man” o yuppie americano, el “pasota” español, el “chanta” argentino.
Es el “hombrelight”, diet, descafeinado, sin profundidad, sumido en una libertad irresponsable, propenso a la corrupción. Todo es posible porque todo está permitido.
Una obsesión
Esto ha creado una obsesión enfermiza: huir de los límites sanos, de los verdaderos valores y tareas de la vida, de la responsabilidad personal y social. Pero no fue gratuitamente, sino a costa de una gran angustia, desesperación yabrumadora sensación de vacío que llevó al auge e incremento de la tríada neurótica de nuestro tiempo posmoderno: la violencia-agresión, la depresión-suicidio, y las adicciones (drogas, alcohol, sexo promiscuo, dinero fácil, juegos de azar, videojuegos, etc).
El hombre está encerrado en si mismo, cada uno conectado en su casa al gran chupete televisivo o la computadora; cada uno inventando suspropios códigos de conducta y valores, sin asumir responsabilidad personal en la construcción del bien común.
Se nos propone una adolescentización banal de la sociedad. Estamos sometidos a un permanente bombardeo de pautas y consignas inspiradas para colmo en aquellos aspectos parciales de la adolescencia más conflictivos y negativos: la irresponsabilidad, la fugacidad y superficialidad del...
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