Joyland Stephen King 2013
Joyland, un pequeño parque de atracciones de estilo antiguo, anterior a la llegada de los
modernos parques temáticos. Una de las leyendas que corre entre los empleados es que en la
Casa de los Horrores habita el fantasma de una chica asesinada allí años atrás. Mientras
cumple sus obligaciones diarias, Devin vaatando los cabos sueltos que lo llevarán a descubrir
la identidad del asesino.
Stephen King
Joyland
ePUB v1.3
Elvys 9.7.13
Título original: Joyland
2012, Stephen King.
Traducción: 2013, José Óscar Hernández Sendín
Ilustración de cubierta: Robert McGinnis.
Mapa de Joyland: Susan Hunt Yule.
Retoque portada: Elvys
Editor original: Elvys (v1.0 a v1.3)
Corrección de erratas: Elvys y Mística
ePubbase v2.1
A Donald Westlake
♥
Tenía coche, pero en aquel otoño de 1973 casi todos los días iba paseando hasta Joyland desde la
Pensión Beachside de la señora Shoplaw en la ciudad de Heaven's Bay. Parecía lo más adecuado. La
única opción, en realidad. A principios de septiembre la playa de Heaven estaba prácticamente desierta,
lo cual encajaba con mi estado de ánimo. Puedo afirmar, aun cuarentaaños después, que aquel otoño fue
el más hermoso de mi vida. Aunque jamás me he sentido más desdichado que entonces; eso también lo
aseguro. La gente cree que el primer amor es dulce, y más aún cuando esa primera relación se rompe.
Habrás escuchado mil canciones de música pop y country que así lo demuestran; canciones sobre algún
tonto al que han partido el corazón. Sin embargo, ese primer corazónroto es siempre el que más duele, el
que más tarda en curarse, el que deja la cicatriz más visible. ¿Qué tiene eso de dulce?
♥
Durante septiembre, y hasta bien entrado octubre, los cielos de Carolina del Norte se mantuvieron
prácticamente despejados y el aire era cálido incluso a la siete de la mañana, la hora a la que abandonaba
mi apartamento del primer piso por las escaleras exteriores. Sisalía con una chaqueta puesta, antes de
haber recorrido la mitad de los cinco kilómetros que separaban la ciudad y el parque de atracciones ya la
llevaba atada a la cintura.
Mi primera parada era la panadería Betty, donde compraba un par de cruasanes recién hechos. Mi
sombra, de por lo menos seis metros de largo, caminaba conmigo por la playa. El olor de los bollos
envueltos en papel atraía a lasgaviotas, que me sobrevolaban esperanzadas. Y cuando regresaba, por lo
general hacia las cinco (aunque a veces me quedaba hasta más tarde, pues no había nada ni nadie
esperándome en Heaven's Bay, una ciudad que prácticamente hibernaba cuando el verano tocaba a su
fin), mi sombra caminaba conmigo sobre el agua. Al subir la marea, oscilaba cadenciosamente en la
superficie y parecía bailar un lentohula.
No estoy seguro del todo, pero creo que la mujer, el chico y su perro ya estaban allí la primera vez
que tomé ese camino. La orilla entre la ciudad y la intermitente iluminación, chabacana y alegre, de
Joyland estaba bordeada de casas de verano, muchas de ellas de lujo; la mayoría estaban cerradas a cal y
canto después del primer lunes de septiembre, el día del Trabajo, pero la más grande, la queparecía un
castillo de madera verde, no. Una pasarela de madera conducía desde su amplio patio trasero hasta
donde la hierba marina daba paso a una fina arena blanca. Al final de la pasarela había una mesa de
picnic a la sombra de una sombrilla verde brillante bajo el cual se colocaba el chico, en silla de ruedas,
con una gorra de béisbol y cubierto de cintura para abajo por una fina mantaincluso por las tardes,
cuando la temperatura rondaba los veinte grados. Calculaba yo que tendría unos cinco años; de siete no
pasaba seguro. El perro, un jack russell terrier, o bien se tumbaba a su lado o bien se sentaba a sus pies.
La mujer ocupaba uno de los bancos de la mesa de picnic, a veces leyendo un libro, casi siempre con la
vista perdida en el agua. Era muy hermosa.
A la ida o a la...
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