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La vida en los rieles


Hijo y nieto de trabajadores ferroviarios, Raúl Callaza continúa luchando por fortalecer el servicio público al cual dedicó su vida. Jubilado desde 1994, concurre con sus ex-compañeros al club “5 de Abril”, en los galpones abandonados de la estación de Haedo, donde trabajan en un proyecto para racionalizar los ferrocarriles. A los 73 años no baja los brazos, pese aque “como siempre, los poderosos de nuestro país no nos dejan avanzar”.


Raúl Callaza forma parte de aquellas generaciones que, lejos de las actuales, comenzaron y terminaron su vida laboral en una misma empresa. Aunque los trenes fueron cambiando de manos, él permaneció constante: “Empecé como practicante, hice mi carrera bien desde abajo. Después pasé a ser mensajero, peón en serviciosgenerales, dependiente, auxiliar, encargado de encomiendas y cargas. Estuve en todos los puestos y eso me permitió valorar cada una de las cosas que aprendí en el servicio. Dediqué horas enteras a conocer lo mejor y lo peor de este oficio”, dice orgulloso.
“El mate y la vía van de la mano, forman parte del reino de los ferroviarios” explica, mientras su mano izquierda ofrece un amargo humeante. Elsol comienza a ocultarse tras las chapas de los destartalados galpones abandonados de la estación Haedo. “Están cerrados desde 1961. Dijeron que eran deficitarios y dejaron en la calle a un montón de gente que trabajaba acá y en los talleres de Liniers” cuenta, a la vez que su mentón se eleva levemente en dirección a esos casi 300 metros de edificios en ruinas en que se reparaban maquinarias,rieles y vagones del viejo Ferrocarril del Oeste en la década del 50´.
Si bien a los 16 años ya ayudaba a su padre en las reparaciones mecánicas de los trenes, su relación con el oficio era anterior: “Viene de familia. Mis abuelos también eran ferroviarios; dos de mis tres hermanos lo fueron. Yo nací cerca de una barrera. Con el riel en la cara”. Su mano derecha se levanta y señala hacia el este,“cuando llegué al mundo en 1931, mis padres vivían aquí nomás, en Concordia 269, a dos cuadras de la estación. Desde ahí se podían ver a las locomotoras inglesas

cuando pasaban quemando carbón a todo trapo”. Sus palabras parecen revelar una teoría en la cual una extraña simbiosis comparte, con su herencia sanguínea, los motivos de su vocación.
Cuando su esposa María Angélica murió, hace cincoaños, su familia se redujo a sus tres hijos -dos de ellos casados- y “cinco hermosos nietos”. El amor por su trabajo, que se declara en cada uno de sus recuerdos, no logró que ellos sigan sus pasos. La dinastía ferroviaria de la familia Callaza llegó a su fin con el menemismo. “Es lógico. Desde que privatizaron el servicio, los sueldos son cada vez más vergonzosos y, para colmo, lo siguensubvencionando con la misma guita que cuando no era estatal”, reniega.
La entrega de los 90´ no puede ser digerida por Raúl, su arrugado rostro se contrae y se enrojece, sus manos atrapan su cabeza. “Fue una vergüenza. Carlos Menem los regaló. Organizamos muchas formas de lucha. Ibamos por todas las estaciones, levantábamos los pueblos, que luego se convirtieron en fantasmas, pero no pasó nada”relata, dejando entrever su larga militancia. Esa que comenzó a recorrer en los primeros días del partido laborista, que llevó a Juan Domingo Perón al gobierno, y que aún hoy ocupa parte de su vida “Fui afiliado de la Unión Ferroviaria durante mucho tiempo pero desde hace 24 años milito en Personal de Ferrocarriles Argentinos (P.F.A.), donde estamos trabajando en un proyecto para racionalizar elferrocarril. Aunque, como siempre, los poderosos de nuestro país no nos dejan avanzar”
Las paredes del salón central del club “5 de Abril”, donde se reúne diariamente con muchos de sus ex-compañeros, muestran a un grupo de muchachos formados frente a una locomotora posando para una foto desgastada por los años. Panfletos de movilizaciones y plaquetas de épocas perdidas completan la escena....