Juan Bautista Alberdi
"Predicar en desiertos"
¡Y qué pocas son las ocasiones que no se predica de este modo en estos tiempos! Tiempos desiertos para todos los predicadores; tiempossordos, que no quieren oír sermones de ningún género: los únicos medios de manejarlos son el palo, el oro, y la risa: agentes invencibles que se abren paso por dondequiera, y para los cuales no haydesiertos, porque a la elocuencia del palo, nadie es insensible; nadie es ciego a la luz del oro, ni sordo al susurro formidable de la risa. En saliendo de aquí, ya todo es sermón, es decir, sueño,aburrimiento, sordera, ininteligencia, pérdida de tiempo, desiertos. Así pues:
Escribir en La Moda, es predicar en desiertos, porque nadie la lee. ¿Para qué la han de leer? La Moda no da de palos, no da oro;solo debe a las pocas risas que se le escapan, los pocos lectores con que cuenta. ¿Para qué la han de leer? ¿Qué trae La Moda sino cosas que las damas están cansadas de saber? Un estilo añejo y pesado,que jamás se ha conocido en los tiempos floridos de nuestra prensa periódica: unas ideas rancias ya entre nosotros; unos asuntos frívolos, faltos de dirección y de sistema, y todo, en fin, tantrivial y tan ligero, que hasta las mujeres podrían hacer su crítica. ¿Cómo han de descender a tan indigno y estrecho recinto nuestros hombres serios? La Moda es para ellos un sucucho, un cuartejo a lacalle, una barbería donde un tal Figarillo hace más enredos que barbas. De modo que La Moda es un pequeño desierto donde se puede decir impunemente contra las mujeres, especialmente, todas las injuriasque se quieran.
Escribir ideas filosóficas, generalidades de cualquier género, mirar las cosas de un punto de vista poco individual, es predicar en desiertos. Aquí no se quiere saber nada con lafilosofía, es decir, con la razón. Qué, y nosotros ¿somos racionales acaso? ¿No somos hijos de la Península? Que vaya la filosofía al otro lado de los Pirineos y del Rin, que a nosotros, para ser felices...
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