Juan Calvino

JUAN CALVINO: Institución de la religión cristiana, traducido en romance castellano por Cipriano de Valera, 1597. Libro IV, cap. XX, pp.1009-1011.

“Pues que así es que habemos construido dos maneras de gobierno en el hombre y que habemos asaz hablado del primero, que consiste en el ánima o en el hombre interior y concierne a la vida eterna, este lugar demanda que tratemos también del segundo,al cual solamente compete ordenar una justicia política y reformar las costumbres y maneras exteriores. Porque aunque parezca esta materia no ser de teólogos ni de doctrina de fe, mas con todo esto la manera de proceder mostrará que hago muy bien en tratarla, y sobre todo por cuanto en el día de hoy hay hombres tan desatinados y tan bárbaros que hacen cuanto pueden para deshacer este orden queDios ha ordenado; y los aduladores de los príncipes, engrandeciendo sin modo y sin fin su potencia, no dudan casi ponerlos en competencia con Dios. Si con el tiempo no se pone remedio en lo uno y en lo otro, la pureza de la fe caerá. Añádase a esto que no es cosa bien útil para ser edificados en el temor de Dios saber cuánta haya sido su gentileza en proveer tan bien al género humano para que tantomás nos incitemos en servirle, para testificar que no le somos ingratos. Primeramente, antes de entrar más adelante en esta materia será menester tener en la memoria a la distinción que ya habemos puesto a fin de que no nos acontezca lo que comúnmente suele acontecer a muy muchos, y es que inconsideradamente confunden estas dos cosas que son totalmente diversas. Porque cuando ellos oyen que en elEvangelio se promete la libertad que ni reconoce Rey ni Roque (como dicen) entre los hombres, mas solamente reconoce a Cristo, no puede comprender cuál será el futuro de su libertad en el entretanto que vean alguna autoridad sobre sí. Por tanto, no piensan que las cosas vayan bien si todo el mundo no es convertido en una nueva forma en que ni haya juicios ni leyes, ni magistrados ni otras cosassemejantes, por las cuales ellos estiman su libertad ser menospreciada. Mas el que sabrá diferenciar entre cuerpo y ánima, entre esta vida transitoria y la venidera, que es la eterna, entenderá juntamente con esto bien claramente el reino espiritual de Cristo y el gobierno político como cosas bien diferentes entre sí. Y pues que esta es una locura judaica, el buscar y encerrar el reino de Cristodebajo de los elementos de este mundo, nosotros antes, pensando (como la escritura manifiestamente nos enseña) el fruto que tenemos que recibir de la gracia de Cristo es espiritual, tenemos gran cuenta en entretener en sus límites esta libertad, que nos es prometida y ofrecida por el mismo Cristo. Porque, ¿a qué propósito el Apóstol mismo nos manda que nos tengamos firmes y que no nos sujetemos alyugo de la servidumbre y en otro lugar nos enseña a los siervos a que no estén congoxos por el estado en que están, sino porque la libertad espiritual se compadece muy bien con la servidumbre política? En aquel sentido se deben también entender los otros pasos del mismo Apóstol: que en el Reino de Dios no hay judío ni griego, ni macho ni hembra, ni siervo ni libre. Item, ni hay judío ni griego, nibárbaro ni escita, ni siervo ni libre, mas Cristo es todo en todos. Por las cuales sentencias significa ser cosa indiferente de qué condición y estado nosotros seamos entre los hombres o de qué nación, visto que el Reino de Cristo no consiste en estas cosas.
Y con todo esto, esta distinción no sirve para que tengamos la policía por cosa inmunda y que no convenga a los cristianos. En verdad que losfantásticos no buscan sino una licencia desordenada y hablan de esta manera en el día de hoy. Conviene saber que, puesto nosotros somos muertos por Cristo a los elementos de este mundo y transportados al Reino de Dios entre los celestiales, que es cosa bien vil y baja para nosotros, e indigna de nuestra excelencia de nos ocupar en estas solicitudes inmundas y profanas, concernientes a los...