Juan Pablo II
ÁNGELUS
Domingo 31 de diciembre de 1978
Hoy es el último día del año del Señor 1978. Nos despedimos de este año agradeciendo a Dios todo el bien que hemos recibido durantelos doce meses pasados. Lo saludamos pidiendo perdón a Dios por todo el mal que durante estos doce meses ha anidado en el corazón humano, en la historia de los pueblos, en la historia de loscontinentes.
Pidamos a Dios perdón de nuestros pecados, de nuestras faltas y negligencias. Imploremos la gracia y las fuerzas necesarias para entrar en el nuevo período de tiempo, en el año nuevo, y. como diceel Apóstol, para no dejarnos vencer por el mal, sino para vencer al mal con el bien (cf. Rom12, 21).
Durante el período de la Navidad, nuestros pensamientos y nuestro corazón están orientados, de unmodo particular, a los niños. Y es justo, porque para nosotros ha nacido en Belén el Niño Jesús.
Hoy, sin embargo, desearía que nuestro pensamiento, nuestros corazones, y sobre todo nuestrasplegarias orientadas a los más débiles y a los más pequeños, vayan a los más ancianos. Me refiero no tanto a los que están en la media edad (en plenitud de fortaleza física), sino especialmente a los de edadavanzada: los abuelos y las abuelas; las personas ancianas.
Dichas personas se encuentran muchas veces abandonadas. Sufren también a causa de su ancianidad. Padecen las distintas molestias queconlleva la edad avanzada. Sin embargo, sufren sobre todo cuando no encuentran la debida comprensión y la gratitud de aquellos de quienes tienen derecho a esperarla.
Hoy, en el domingo siguiente a laNavidad, dedicado a la veneración de la Familia de Nazaret, recordemos y meditemos el cuarto mandamiento de la ley de Dios: "Honra a tu padre y a tu madre". Este mandamiento tiene una importanciafundamental para el incremento de las relaciones entre las generaciones no sólo en la familia, sino también en toda la sociedad. Oremos a Dios para que dichas relaciones se desarrollen en el espíritu del...
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