Juan Villoro

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Juan Villoro. Tiempo transcurrido.
Si es cierto que una de las funciones de la ficción, unida a la historia,
es la de liberar retrospectivamente ciertas posibilidades no efectuadas
del pasado histórico, es gracias a su carácter cuasi histórico como la
propia ficción puede ejercer a posteriori su función liberadora.
Paul Ricoeur

El presente ensayo es un ejercicio deinterpretación de las referencias histórico-culturales y sociales encontradas en algunas crónicas de la obra Tiempo transcurrido de Juan Villoro. Además, pretende brindar un análisis de la representación de la ciudad implícita en el texto. Su especificidad, “crónicas imaginarias”, me remite en primer lugar a la discusión en torno al estatuto y la naturaleza de la historia y la literatura. A pesarde que según Villoro no existe en esta obra pretensión alguna de construir un “fresco histórico”[1], la propia cronología escogida (que conlleva una significación) y la época que retrata sus crónicas (de 1968 a 1985) inscriben y determinan a la obra (y al lector) en un pasado acontecido y conocido en algunos de sus aspectos. No se trata aquí, como en la novela realista o la crónica tradicional, deimitar o reproducir la realidad en un sentido mimético, sino de imaginar el pasado. Las nociones de realidad y ficción entran en juego y se combinan para recrear ese pretérito con el que el lector ha de procurar vincularse mediante la voz narrativa. A esto Villoro lo llama servir a dos patrones: uno que le da órdenes realistas; otro, fantásticas[2]. Entre narrador y lector existe un pacto en elque se acepta el hecho de que se relata un pasado, al mismo tiempo que se produce la ensoñación que permite visualizar lo representado. En este punto, considero, se transgrede la intención de Villoro: el lector reconoce una historia que le es familiar, con la que tiene un vínculo directo o indirecto: una historia que conoce y puede buscar en los libros. No importa ya la intención del autor, pues ellector se acerca a la obra como una fuente que reconstruye una visión del pasado, un fragmento de la historia. Así lo hago yo en este ensayo: diluyo la conflictiva frontera entre realidad y ficción. Leo historia en la ficción.
Para construir este trabajo, he seleccionado las primeras seis crónicas del libro. Mi decisión se debe a un corte implícito que encuentro en la estructura y narración dela obra, lo que me da la pauta para hacer el análisis de los elementos que percibo en las primeras seis y que se ausentan en las demás. Es decir, de “1968” (la primera de las crónicas) a “1973” (la sexta) termina una era dentro de la obra. En este sentido, adelanto uno de los temas que atraviesa a esta selección: el pesimismo y la idea de finitud en las acciones. Trataré de apoyar mi indagación enla idea sartreana de que “la vida de un hombre se manifiesta como un fracaso; lo que ha intentado no lo logra. Ni siquiera logra pensar lo que quiere pensar o sentir lo que quiere sentir. Esto desemboca en resumidas cuentas en un pesimismo absoluto”[3]. Sin embargo, ante esta situación de desencanto de los personajes por su condición, hay en cada uno de los relatos una forma de redención con laque renacen los sujetos a una nueva vida en la que lo único que queda de su pasado es la memoria. En Tiempo transcurrido encontramos que se repite este principio una y otra vez: “Para él, la música ha dejado de existir, exceptuando, claro está, las ocasiones en que manipula la calculadora eléctrica para ver cómo le afectará a su empresa el impuesto al valor agregado y se sorprende tarareando I canget no... satisfaction... no-no-no”[4]. Este punto, lejos de instalarnos en una melancolía, nos traslada a percibir las acciones emprendidas por los personajes como un replanteamiento de sus fines: “la acción, al ser al mismo tiempo esperanza, no puede estar desde el principio encomendada al fracaso absoluto y seguro. Esto no quiere decir que ella deba realizar el fin necesariamente, sino que...