Juan villoro
Su camino hacia la literatura fue tan arduo como el de cualquiera. Hace poco escribió un texto sobre este tema, que se llama “hombre inicial” ahídecía: “ pase una infancia sin otras ambiciones que ser centro delantero del Necaxa o requinto de un grupo de rock, los libros me resultaban tan amenazantes como la biblia, la constitución y otrostratados de castigo y recompensas que esperaba no conocer nunca”.
En sexto de primaria tuvo que debutar en la literatura. La señorita decidió que ya estaba en edad de merecer un clásico. Casi todoseligieron el lazarillo de thorme por ser el más breve, un día antes de ese rito de iniciación, había vistos el cid, la película, las hazañas del campeador me entusiasmaron. Como tantos maestros laseñorita Muñiz pensaba que debíamos ingresar a la literatura por la puerta gótica. Hubiera sido más sensato empezar por Mark Twain, J.D. Salinger o algún crimen apropiadamente sangriento y avanzar poco apoco hasta descubrir que también el cantar del mío Cid era materia viva.
La novela de Verne era una inmejorable invitación a la literatura, pero algo me detuvo: la epopeya en el hielo se impuso en miimaginación como un cataclismo excesivo, salí del libro como quien sobrevive a un huracán.
Los momentos que cambian el curso de una vida son difíciles de rastrear. Muchos años después tratamos deotorgarle una lógica a los actos que no obedecieron sino a un profundo azar. Sin embargo como un privilegio de la memoria, recuerdo la tarde en que mi vida cobro forma en las páginas de un extraño autorsin apellido, José Agustín logro el rapto predilecto de los escritores, ganar a alguien para la literatura: el lector ideal es el que hasta ese momento no ha leído un libro por gusto.
La lectura deeste libro me cambio por completo por primera vez sentí que la literatura me incluía y formaba parte de mi experiencia. Y esto me sugiere una reflexión sobre la enseñanza de la literatura. Creo que...
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