juanita la larga

Juan Valera
Juanita la Larga

© Ediciones Buendía, S.A., Vélez-Málaga, agosto de 2003.

Juanita la Larga

Juan Valera

JUAN VALERA
Hijo de un oficial de la Armada y una marquesa, Juan Valera nació en Cabra (Córdoba) en 1824. Desde muy joven mostró inclinación por las letras. A los 13 años ensayó sus primeros versos, atraído
por un género -el lírico-, que siempre consideró superior alresto de
las formas literarias. Cuando hubo de escoger carrera optó por el derecho, como hacían muchos jóvenes de su clase. Estudió en Málaga y
Granada, y con su título bajo el brazo se trasladó en 1851 a Madrid
con la intención de ingresar en el cuerpo diplomático.
Como agregado sin sueldo viajó, en primer lugar, a Nápoles. Allí
conoció al Duque de Rivas y, lo que es más importante, aEstebánez
Calderón, que sería uno de sus maestros. Posteriormente, ya profesionalmente, ejerció la diplomacia en lugares tan variados como Lisboa, Río de Janeiro, Dresde, Rusia, Bruselas, Washington y Viena.
En 1867 se casó con Dolores Delavat. El matrimonio no fue muy
afortunado, y las estrecheces económicas, unidas a un estilo de vida
por encima de sus posibilidades, agravaban la situación. A causade
éstas decidió probar suerte con la novela, género que despreciaba
por vulgar y poco elevado. Tras algunos intentos infructuosos, finalmente escribió su primera novela a los 50 años: Pepita Jiménez.
Ésta le reportó notable fama pero escasa fortuna, y no cambiarían
mucho las cosas los títulos que presentó en los años siguientes: Las
ilusiones del doctor Faustino (1875), El comendadorMendoza
(1876), Doña Luz (1879), Juanita la larga (1895), Morsamor
(1899).

2

(c) Ediciones Buendía, S.A., Vélez-Málaga, agosto de 2003.

Juanita la Larga

Juan Valera

I
Cierto amigo mío, diputado novel, cuyo nombre no pongo aquí
porque no viene al caso, estaba entusiasmadísimo con su distrito y
singularmente con el lugar donde tenía su mayor fuerza, lugar que
nosotros designaremoscon el nombre de Villalegre. Esta rica, aunque pequeña población de Andalucía, estaba muy floreciente entonces, porque sus fértiles viñedos, que aún no había destruido la filoxera, producían exquisitos vinos, que iban a venderse a Jerez para convertirse en jerezanos.
No era Villalegre la cabeza del partido judicial, ni oficialmente la
población más importante del distrito electoral de nuestroamigo;
pero cuantos allí tenían voto estaban tan subordinados a un grande
elector, que todos votaban unánimes y, según suele decirse, volcaban
el puchero en favor de la persona que el gran elector designaba. Ya
se comprende que esta unanimidad daba a Villalegre, en todas las
elecciones, la más extraordinaria preponderancia.
Agradecido nuestro amigo al cacique de Villalegre, que se llamaba
donAndrés Rubio, le ponía por las nubes y nos le citaba como prueba y ejemplo de que la fortuna no es ciega y de que concede su favor
a quien es digno de él, pero con cierta limitación, o sea, sin salir del
círculo en que vive y muestra su valer la persona afortunada.
Sin duda, don Andrés Rubio, si hubiera vivido en Roma en los
primeros siglos de la era cristiana, hubiera sido un Marco Aurelio oun Trajano; pero como vivía en Villalegre, y en nuestra edad, se contentó y se aquietó con ser el cacique, o más bien el césar o el emperador de Villalegre, donde ejercía mero y mixto imperio y donde le
acataban todos obedeciéndole gustosos.
El diputado novel, no obstante, ensalzaba más a otro sujeto del
distrito, porque sin él no se mostraba la omnipotencia bienhechora
de don Andrés Rubio.Así como Felipe II, Luis XIV, el Papa León X y
casi todos los grandes soberanos han tenido un ministro favorito y
constante, sin el cual tal vez no hubieran desplegado su maravillosa
actividad ni hubieran obtenido la hegemonía para su patria, don Andrés Rubio tenía también su ministro, que, dentro del pequeño
círculo donde funcionaba, era un Bismark o un Cavour. Se llamaba
este personaje don...