juego
A Fondo | Pamela Villarraza, facilitadora de espacios cooperativos.
29 de agosto de 2010
Un día como tantos –mientras su cotidianeidad transcurría plácidamente en la llena de sabores singulares campiña de Gipuzkoa, País Vasco, su lugar de residencia– la docente y artista plástica paranaense Pamela Villarraza escuchó en radio por primera vezsobre los “juegos cooperativos”. Internamente algo la movilizó inmediatamente para saber sobre un concepto que implicaba –según explicaba la voz que llegaba desde el receptor– la creación de espacios lúdicos donde el “yo” se diluía para dejar paso al “nosotros”, con la potencialidad y posibilidades que dicha alquimia humana implica en cualquier ámbito. De ahí en más comenzó a apropiarse de esaherramienta transformadora –que, a su vez, la modificó profundamente– y difundirla en diversos grupos.
La tele que no tuve
—¿Dónde naciste?
—En Paraná.
—¿En qué barrio?
—En calle Córdoba –donde ahora está el Colegio de Abogados– en el centro de la manzana, detrás de la casa de mi abuela. Era muy distinto de lo que es ahora.
—¿Qué era distinto?
—Vivíamos jugando en la vereda yrecorríamos calle Laprida juntando arañas, que mi hermano coleccionaba. Andábamos en patines y patineta con mis hermanos mellizos, y nos íbamos hasta el Club Estudiantes. Mi viejo nos contaba que había una plaza en lo que ahora es el estacionamiento de la Casa de Gobierno. Cuando yo tenía 9 años nos fuimos a vivir a calle Alem –donde había menos vecinos que allá.
—¿Qué actividades desarrollaban tuspadres?
—Ahora los dos están jubilados. Mi mamá era trabajadora social –en el IAPV y en lo que era el Consejo del Menor– y mi viejo trabajaba en Tribunales y tenía una marquería. El taller estaba en el fondo y atendía en la parte de adelante de la casa. Él nos hacía todo: banquitos y cosas para jugar, pero no tengo registro de haber construido con él. Aunque sí, en el fondo, construíamos casas conmaderas y palos.
—¿Practicabas alguna disciplina?
—Hice danza desde chica pero dejé todo en la adolescencia por enojo, cuando me faltaban muy pocas materias para recibirme. En esa edad no podía ubicarme ni sabía qué hacer y en la escuela también me sentí rara. En mi casa no había televisión ni teléfono, y me sentía rara por eso. Poder hablar por teléfono y comunicarme con otro fue una grancosa, porque veía lo que se movía en torno a eso, como por ejemplo que había un encuentro y no te enterabas o me quedaba afuera de otras cosas. En cuarto año una profesora de Literatura nos hacía trabajar con un programa de televisión que se llamaba Socorro quinto año, entonces tenía que irme a la casa de mi abuela para verlo por la noche. Cuando íbamos a la casa de algún primo nos enganchábamos conla tele en vez de jugar con ellos. Luego tuve etapas muy televisivas porque me gusta mucho el cine y cuando me compré el televisor veía todo y alquilaba muchas películas.
Madre y manos que hacen todo
—¿Qué estudiaste al terminar la secundaria?
—Arquitectura, después hice Terapia Ocupacional y luego comencé la Escuela de Artes Visuales. Con el tiempo vi lo que me aportó cada una. Si piensoen lo que hago ahora, me encanta trabajar lo creativo con personas y en distintos espacios, por eso en algún punto me siento como terapista.
—¿Cuál era la vocación común por sobre cada una de esas disciplinas?
—Estudié dos años de Arquitectura y lo que me pasó –que me di cuenta después– fue que sentía que no me daba la cabeza para recibirme, por una falta de creencia en mí misma. El año pasadohice un taller de autoestima con Mujeres Tramando y fue un flash entender que no me creía que podía ser una arquitecta, aunque me fascinó la carrera y me encanta el espacio. Cuando comencé Terapia Ocupacional ni siquiera recuerdo por qué, porque en ese mismo tiempo me fascinaba conocer cómo se trabaja en cuero, hacer telares y todo lo que podía con las manos.
—¿Nunca habías desarrollado esa...
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