Juen Amos Comenio
Al pronunciar Pittaco, en la antigüedad, su famoso nosce te ipsum, (conócete a ti mismo), acogieron los sabios con tanto entusiasmo dicha sentencia, que para entregarla a laplebe afirmaron que había descendido del cielo, y cuidaron de que fuera inscripta con letras de oro en el frontispicio del Templo de Apolo en Delfos, adonde concurría gran multitud de hombres. Fueprudente y piadoso proceder, pues aunque en realidad era una ficción, se encaminaba a la verdad, que es más clara para nosotros que para ellos.
Qué es sino una voz celestial la que resuena en la SagradaEscritura, diciendo: ¡Oh, hombre, si me conocieras, te conocerías? Yo, la fuente de la eternidad, de la sabiduría, de la bienaventuranza; tú, mi hechura, mi imagen, mi delicia.
Te elegí como compañeromío en la eternidad, dispuse para tu uso el cielo, la tierra y todo cuanto contienen, reuní en ti solo cuanto brilla en cada una de las demás criaturas: la esencia, la vida, el sentido y la razón. Teelegí sobre todas las obras de mis manos; subyugué a tus plantas todas las cosas: ovejas, bueyes, bestias del campo, aves del cielo y peces del mar; por igual razón te coroné de gloria y honor.
Ojalátodas estas cosas queden esculpidas, no en las puertas de los templos, ni en las portadas de los libros, ni en los ojos, lenguas y oídos de todos los hombres, sino en sus corazones! Ciertamente hay queprocurar que todos aquéllos que tienen la misión de formar hombres hagan vivir a todos conscientes de esta dignidad y excelencia y dirijan todos sus medios a conseguir el fin de esta sublimidad.
Losdictados de la razón nos afirman que criatura tan excelsa como lo es el hombre, debe estar necesariamente destinada a un fin superior al de todas las demás criaturas; a saber, que unida a Dios,cúmulo de toda perfección, gloria y bienaventuranza, goce con El eternamente de la gloria y beatitud más absolutas.
Y aunque esto se halla suficientemente expresado en la Sagrada Escritura y nosotros...
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