Julio Cortázar
Sus obras han sido traducidas a varios idiomas. Rayuela cuenta con traducciones en 30 idiomas diferentes.[31] En China aparecieronversiones en mandarín de la pluma del académico Fan Yan.
Además de su obra como escritor, fue también un reconocido traductor, oficio que desempeñó, entre otros, para la Unesco.[5]
Cortázar sentía ungran interés por los antiguos escritores clásicos. En este interés fue fundamental la presencia del profesor argentino Arturo Marasso, quien lo incitó a leerlos prestándole frecuentemente libros de supropiedad.[6] Un punto de inflexión juvenil en su manera de escribir se debió al libro Opio: diario de una desintoxicación de Jean Cocteau, que fue uno de sus libros fijos de cabecera. Cortázarsostuvo así desde su juventud una gran admiración por la obra de este autor, así como por la de John Keats, que continuó siendo con los años uno de sus poetas favoritos.[6]
Asimismo, siempre sintió unagran admiración por la obra del argentino Jorge Luis Borges,[24] una admiración que fue mutua pese a sus insalvables diferencias ideológicas, pues mientras Cortázar era un activista de izquierdas,[5]Borges fomentaba el individualismo y rechazaba los regímenes totalitarios en general, pese a haber aceptado recibir condecoraciones de países en dictadura.[30] Sus gustos literarios eran muy amplios,y sentía una especial atracción por los libros de vampiros y fantasmas, lo que debido a su alergia al ajo, era motivo de bromas por parte de sus amistades.[6]
El mismo Cortázar afirmaba haber...
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