Julio cortazar

Páginas: 17 (4133 palabras) Publicado: 24 de noviembre de 2011
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Julio Cortázar y las ruedas del buddhismo zen

Daniel López Salort*
daniellopezsalort@hispavista.com
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1. Plantearse escribir sobre Julio Cortázar y el Zen es casi como partir de una contradicción, ya que todo aparentemente aconseja a quien esto escribe hacerlo desde un observatorio no riguroso y no formal, con un estilo que huya de la toga y la ceremonia de postgrado, yse hermane con aquello de “Acabo siempre aludiendo al centro sin la menor garantía de saber lo que digo; cedo a la trampa fácil de la geometría con que pretenden ordenarse nuestra vida de occidentales: Eje, centro, razón de ser, Omphalos, nombres de la nostalgia indoeuropea. Incluso esta existencia que a veces procuro describir, este París donde me muevo como una hoja seca, no serían visibles sidetrás no latiera la ansiedad axial, el encuentro con el fuste. Cuántas palabras, cuántas nomenclaturas para un mismo desconcierto. A veces me convenzo de que la estupidez se llama triángulo, de que ocho por ocho es la locura o un perro” (Julio Cortázar, 1984: 24, 25) o, lo que es peor: “no había que plantearle la realidad en términos metódicos, el elogio del desorden la hubiera escandalizado tantocomo su denuncia” (Idem, 1984: 21).
Esto, si lo planteamos desde Cortázar. Y si nos fijamos simplemente en T’sen T’sang (aproximadamente Siglo VI d.C.) y su poema Hsin-Hsin-Ming nos encontramos con expresiones buddhistas tales como: “Cuando escoges alguna cosa / pierdes su verdad absoluta. No persigas las complicaciones exteriores. No demores el vacío interior. (...) Olvidemos el por quéde las cosas” (Linssen, 1978: 45, 46), o: “Si oyes el sonido de una mano, ¿me lo puedes hacer oír también?” (Suzuki, 1976: 76). Con semejantes antecedentes, uno se siente tentado a clausurar este escrito aquí, y quedarse rumiando (el verbo es el adecuado) que el punto de partida ha sido en realidad el de llegada.
2. La contradicción no es tal, porque si algo hay en Cortázar y en el Zen essu rigor conceptual (por no decir lógico, a fin de no espantar ni a unos ni a otros) y su condición de praxis, lo que amerita que, sin pretensión de disecar ni diseccionar, busquemos sí en qué modo Cortázar es zen (si es que lo es) o, desde el otro lado del puente, en qué sentido el Zen es cortaziano (si es que lo es).
3. Para una zeigest sobre el Zen, podemos decir que no es religión, nitiene un Dios a Qué o Quién adorar. Mientras el Cristianismo es monoteísta y el Vedanta politeísta, el Zen no es teísta ni su contrario. Tampoco es análisis discursivo, no enseña nada en cuanto doctrina, no tiene libros sagrados a los que seguir línea por línea, no afirma ni niega nada sobre temas o hechos tales como la eternidad del mundo, la homogeneidad o no de tiempo-espacio, existencia einmortalidad de lo que se denomina alma, el sentido final de la vida y de la muerte. En realidad, no afirma ni niega: es más bien método de observación ni racional ni su opuesto, podríamos decir existencial o experiencial si no fuera que estos términos están muy inseminados por la versión que la llamada filosofía europea hace de los mismos. Es indagación de la propia estructura con que indagamos, unaforma de percibir. Es no verbal, es no explicativo, la experiencia personal lo es todo, y podemos considerarlo místico si, con palabras de Suzuki, debemos recordar que hay varios de misticismo, racional e irracional, especulativo y oculto, sensible y fantástico. Pero “Cuando digo que el Oriente es místico, no quiero significar que el Oriente es fantástico, irracional, y por completo imposible deintroducir en la esfera intelectual. Lo que significo es simplemente que en el accionar de la mente oriental hay algo calmo, quieto, silencioso e imperturbable, que parece como si estuviera contemplando la eternidad. Sin embargo, esta quietud y silencio no apunta a una mera ociosidad o inactividad” (Suzuki, 1976: 43).
Disuelve el “yo” desde el punto epistémico referencial, pero tampoco lo...
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