Julio Verne

Páginas: 282 (70446 palabras) Publicado: 19 de mayo de 2015
Julio Verne
Viaje al Centro de la Tierra
El domingo 24 de mayo de 1863, mi tío, el profesor Lidenbrock, regresó
precipitadamente a su casa, situada en el número 19 de la König-strasse, una de las calles
más antiguas del barrio viejo de Hamburgo.
Marta, su excelente criada, azaróse de un modo extraordinario, creyendo que se había
retrasado, pues apenas si empezaba a cocer la comida en elhornillo.
"Bueno" "pensé para mí" , si mi tío viene con hambre, se va a armar la de San Quintín;
porque difïculto que haya un hombre de menos paciencia.
-¡Tan temprano y ya está aquí el señor Lidenbrock! -exclamó la pobre Marta, llena de
estupefacción, entreabriendo la puerta del comedor.
-Sí, Maria; pero tú no tienes la culpa de que la comida no esté lista todavía, porque aún
no son las dos. Acaba de darla media en San Miguel.
-¿Y por qué ha venido tan pronto el señor Lidenbrock?
-El nos lo explicará, probablemente.
-¡Ahí viene! Yo me escapo. Señor Axel, hágale entrar en razón.
Y la excelente Marta marchóse presurosa a su laboratorio culinario, quedándome yo
solo.
Pero, como mi carácter tímido no es el más a propósito para hacer entrar en razón al
más irascible de todos los catedráticos,disponíame a retirarme prudentemente a la
pequeña habitación del piso alto que me servía de dormitorio, cuando giró sobre sus
goznes la puerta de la calle, crujió la escalera de madera bajo el peso de sus pies
fenomenales, y el dueño de la casa atravesó el comedor, entrando presuroso en su
despacho, colocando, al pasar, el pesado bastón en un rincón, arrojando el mal cepillado
sombrero encima de la mesa,y diciéndome con tono imperioso:
-¡Ven, Axel!
No había tenido aún tiempo material de moverme, cuando me gritó el profesor con
acento descompuesto:
-Pero, ¿qué haces que no estás aquí ya?
Y me precipité en el despacho de mi irascible maestro. Otto Lidenbrock no es mala
persona, lo confieso ingenuamente; pero, como no cambie mucho, lo cual creo
improbable, morirá siendo el más original a impacientede los hombres.
Era profesor del Johannaeum, donde explicaba la cátedra de mineralogía,
enfureciéndose, por regla general, una o dos veces en cada clase. Y no porque le
preocupase el deseo de tener discípulos aplicados, ni el grado de atención que éstos
prestasen a sus explicaciones, ni el éxito que como consecuencia de ella, pudiesen
obtener en sus estudios; semejantes detalles teníanle sincuidado. Enseñaba
subjuntivamente, según una expresión de la filosofía alemana; enseñaba para él, y no para
los otros. Era un sabio egoísta; un pozo de ciencia cuya polea rechinaba cuando de él se
quería sacar algo. Era, en una palabra, un avaro.
En Alemania hay algunos profesores de este género.
Mi tío no gozaba, por desgracia, de una gran facilidad de palabra, por lo menos cuando
se expresaba enpúblico, lo cual, para un orador, constituye un defecto lamentable. En sus
explicaciones en el Johannaeum, se detenía a lo mejor luchando con un recalcitrance
vocablo que no quería salir do sus labios; con una de esas palabras que se resisten, se
hinchan y acaban por ser expelidas bajo la forma de un taco, siendo éste el origen de su
cólera.
Hay en mineralogía muchas denominaciones, semigriegas,semilatinas, difíciles de
pronunciar; nombres rudos que desollarían los labios de un poeta. No quiero hablar oral
de esta ciencia; lejos de mí profanación semejante. Pero cuando se trata de las
cristalizaciones romboédricas, de las resinas retinasfálticas, de las selenitas, de las
tungstitas, de los molibdatos de plomo, de los tunsatatos de magnesio y de los titanatos de
circonio, bien se puede perdonara la lengua más expedita que tropiece y se haga un lío.
En la ciudad era conocido de todos este bien disculpahle defecto de mi tío, que muchos
desahogados aprovechaban para burlarse de él, cosa que le exasperaba en extremo; y su
furor era causa de que arreciasen las risas, lo cual es de muy malgusto hasta en la misma
Alemania. Y si bien es muy cierto que contaba siempre con gran número de...
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