Juncal
Una noche de verano la luna estaba muy redondita en el medio del cielo. Como
todos los días, a ella le acompañan unas estrellas de color blanco. Cuando la mira te enseña
una sonrisa como si estuviera riéndose y cada noche tiene diferentes formas.
La luz de la luna ilumina la carretera por donde pasa el coche de los padres de Nicolás. Nicolás es un niño un poco travieso. Él siempre ha querido ser astronauta. Esa va a
ser su afición de mayor y ya se ve en su cuarto: está lleno de pósters de la luz de la luna,
astronautas que pisaron la Luna por primera vez y también de aquella perrita llamada Laika.
Además él tiene también una perrita llamada Laika.
Su madre y su padre, que ya saben los gustos que tiene, le regalaron para su octavo
cumpleaños un cohete. Sus amigos no comprenden su afición; a ellos les gustan más el
fútbol y otros deportes.
Pasado el tiempo, a los 18 años, le contratan a Nicolás en Francia para hacer su
primer viaje a la Luna. Él tiene muchas ganas de marcharse pero va a echar de menos a la
familia y ellos a él. Le dicen que va a ir a acompañado de dos chicos más llamados Brian y
Luna. John y Brian eran amigos desde que tenían 5 años, porque John antes vivía en Alemania, pero por las cosas del trabajo de sus padres, se tuvieron que marchar a Estados
Unidos. Menos mal que iba bien seguro con ellos dos. La misión que tienen es encontrar restos de la nave que viajó Laika.
Pero ocurre un problema, se queda sin energía, menos mal que a Nicolás se le
ocurrió sugerir que llevaran comida como para 2 meses.
El habló con el director de la empresa y le dijeron que dentro de dos meses iba a
mandar a 3 astronautas con más energía para poder viajar a la tierra de vuelta. Y poder ...
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