juridica
Dicen algunos: eran jóvenes delincuentes, drogadictos, sin sueños ni proyectos de vida, sin
un salario, sin educación, “si les pasó lo que les pasó, fue por algo”, “el que es bueno, es
bueno y no le pasan estas cosas”, “se lo merecían, hay mucho muchacho que daña la
sociedad”. Estas frases constituyen una burla a familias enteras que esperan hoy la verdad
sobre la muerte desus seres queridos; con ellas se ignora el dolor de miles de colombianos
que han sufrido este delito. Noticias que hablan de verdad, justicia y reparación llenan las
primeras páginas, miles de voces se unen en la cotidianidad para reprochar estos hechos.
Algunos critican, otros reflexionan, hay quienes admiran estos actos “heroicos”, todos y
todas hablan.
La mirada del mundo se vuelca sobreColombia pues el Ejército Nacional ha creado una
estrategia, donde la guerra se gana con las bajas del enemigo y esto conduce a que se infle el
“número de bajas”; hoy se tiene claro que esta estructura de guerra se viene practicando
desde hace muchos años, que las víctimas han sido silenciadas.
Quienes hablan con la verdad, la transparencia y la inocencia son sus madres, esposas, hijos,
primas yamigos que no comprenden por qué esta guerra les tocó a la puerta. “Lo que no
sabían los que se los llevaron, era que ellos tenían familias enteras que los iban a buscar”,
consigna la mayoría de madres y padres. Estos hombres entre los 16 y 32 años, con pocas
oportunidades de educación y laborales, pero con muchas ganas de vivir, emprenden un viaje
en el que la muerte les da la bienvenida sinotra opción.
Crecen como cualquier niño, llenos de necesidades, de juegos, de creatividad, de inocencia:
“para un 24 de diciembre se juntó con un compañerito y compraron unos pitos y se fueron a
la casa de mi hermano y metieron ese pito, lo prendieron lo metieron por debajo de la
puerta, y el pito empezó a correr por toda la casa ruuuuun… imagínese todos estaban
durmiendo […] a mí me dio fuerisa”, nos cuenta con nostalgia una madre que perdió a su
hijo en octubre de 2008, en ¿Quiénes eran?
Dicen algunos: eran jóvenes delincuentes, drogadictos, sin sueños ni proyectos de vida, sin
un salario, sin educación, “si les pasó lo que les pasó, fue por algo”, “el que es bueno, es
bueno y no le pasan estas cosas”, “se lo merecían, hay mucho muchacho que daña la
sociedad”. Estas frasesconstituyen una burla a familias enteras que esperan hoy la verdad
sobre la muerte de sus seres queridos; con ellas se ignora el dolor de miles de colombianos
que han sufrido este delito. Noticias que hablan de verdad, justicia y reparación llenan las
primeras páginas, miles de voces se unen en la cotidianidad para reprochar estos hechos.
Algunos critican, otros reflexionan, hay quienes admiranestos actos “heroicos”, todos y
todas hablan.
La mirada del mundo se vuelca sobre Colombia pues el Ejército Nacional ha creado una
estrategia, donde la guerra se gana con las bajas del enemigo y esto conduce a que se infle el
“número de bajas”; hoy se tiene claro que esta estructura de guerra se viene practicando
desde hace muchos años, que las víctimas han sido silenciadas.
Quienes hablancon la verdad, la transparencia y la inocencia son sus madres, esposas, hijos,
primas y amigos que no comprenden por qué esta guerra les tocó a la puerta. “Lo que no
sabían los que se los llevaron, era que ellos tenían familias enteras que los iban a buscar”,
consigna la mayoría de madres y padres. Estos hombres entre los 16 y 32 años, con pocas
oportunidades de educación y laborales, pero conmuchas ganas de vivir, emprenden un viaje
en el que la muerte les da la bienvenida sin otra opción.
Crecen como cualquier niño, llenos de necesidades, de juegos, de creatividad, de inocencia:
“para un 24 de diciembre se juntó con un compañerito y compraron unos pitos y se fueron a
la casa de mi hermano y metieron ese¿Quiénes eran?
Dicen algunos: eran jóvenes delincuentes, drogadictos, sin...
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