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ACTUALIDAD, PSIQUE23 abril, 2013
Filosofía y drogas
Llevo poco más de quince años dando clases de filosofía, y hay frases que cada año escucho, una y otra vez.
Cuando revisamos las ideas de Kant casi siempre ocurre que algún alumno, tratando dehacerse el chistoso, dice “esto está bien fumado, profe… saque la mota para entenderlo…” o por lo menos un “de cual fumaba este tipo…”
Puedo entender de dónde sale este prejuicio… pero me molesta.
Existe la creencia más o menos generalizada de que para poder pensar en las cosas de la filosofía, se requiere usar psicotrópicos (casi siempre se refieren alucinógenos).
Nada más lejano de la realidad.La verdad es que si revisas las biografías de los filósofos “conocidos”, no vas a encontrar uso de drogas. Aquí siempre hay alguien que levanta la mano y grita “¡Nietzsche!”. Pero él no era filósofo de profesión, era filólogo, y es bastante cuestionable si el producto de su trabajo intelectual pertenece al terreno de la filosofía o al de la filología (la verdad es que parece ser cuestión degustos).
Si te pones a revisar, probablemente encuentres que es más común el uso de psicotrópicos entre artistas, particularmente literatos.
La verdad es que se necesita una mente clara y ordenada para hacer filosofía. Y las drogas psicotrópicas no logran eso (quizás, excepto, el café, el té y el tábaco, en cantidades mesuradas). El pensar filosóficamente requiere disciplina, y la disciplina no selleva con la gran mayoría de los psicotrópicos, particularmente con la marihuana.
Ahora, debo admitir que estoy haciendo una falsa generalización. No todos los filósofos tienen el mismo estilo de vida.
En realidad, se pueden distinguir dos grandes grupos de filósofos, en cuanto a su modo de vida.
Unos tienden a ser más fríos, más racionales, y por lo tanto, su vida es más tranquila, másconservadora. Son pensadores tranquilos, que viven su vida desde una ética más bien tomista o kantiana.
Otros, los menos, en realidad, son más alocados, caen en excesos, viven de manera más extrema, suelen ingerir alcohol y no evitan las drogas. Se identifican con el ideal romántico (refiriéndome a la corriente estética del siglo XIX) y se conciben como trágicos, como malditos.
Robándome la idea de HerrNietzsche, podríamos llamar apolíneos a los primeros, dionisiacos a los segundos.
A decir verdad, hasta donde conozco, la mayoría de los filósofos activos quedan dentro del grupo de los apolíneos, no sé si porque los dionisiacos mueren jóvenes, o porque realmente son los menos. O tal vez algunos tengan una etapa dionisiaca y luego se vuelvan apolíneos al madurar. Son sólo hipótesis al aire.
Dehecho, mientras cursaba la Maestría en la UdG, conocí a un ex alumno de filosofía, adicto a las drogas. El tipo había llegado a noveno semestre (de diez) y había tenido la típica crisis de tener que aceptar la autoridad y la rigidez académica. Cuando lo conocí, pasaba la mayor parte del tiempo intoxicado, malbarataba sus libros para sacar dinero para la droga, y estaba tratando de escribir unanovela.
Platiqué con el algunas veces. El tipo no era tonto. A pesar de la intoxicación, su capacidad intelectual era evidentemente alta. Hicimos algo de confianza, y me pasó un borrador de lo que llevaba de la novela, eran unas diez cuartillas, con un sabor entre existencialista y noir… no eran geniales, pero si suficientes.
Unos días después dejé de verlo. Cuando pregunté por él, me dijeron quese había suicidado.
Fiel a la imagen del romántico poeta maldito. Hasta el final.
Pero, en general, los filósofos, sobre todo los académicos, tienden a estar al otro lado del espectro. Llevan vidas tranquilas y conservadores, suelen ser más bien estóicos en su manera de ser, a veces demasiado racionalistas. Eso es lo necesario para ejercer la actividad profesional del filósofo.
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