justivia por mano propia

JUSTICIA POR MANO PROPIA

El “linchamiento” no es un término nuevo, pero sí se ha reactualizado en estos tiempos, con motivo de la paliza propinada por vecinos en distintos puntos del país a jóvenes presuntos delincuentes tomados “in fraganti” en la comisión del hecho. Lesiones y muerte fue el resultado.
Con la mano en el corazón, la “justicia por mano propia”, ¿es el camino para darle fin aldelito y al delincuente, o marca el inicio de un recorrido social que nos puede conducir a la “ética de la jungla”, dónde no hay organización ni reglas, más que el “vale todo” de la disolución de las formas normales de convivencia civilizada?
De entrada, una cosa debe ser clara: ni legal ni racionalmente, el enfrentamiento del delito puede traducirse en la “privatización” o “populización” delejercicio de la fuerza, aún cuando consideremos que el actual estado de cosas se deba a un estado ausente y gobernantes ineficientes, que dejan inermes a los ciudadanos.
Es complejo extraer el núcleo sociológico del problema, el enigma de este tiempo dramático, respondernos si los argentinos “somos” violentos por mero instinto, o nuestro comportamiento es reaccionario al sentimiento de indefensiónque embarga a todas las capas sociales.
Hay un primer enfoque que dice que los seres humanos son depositarios genéticos de elevados niveles de agresividad, que se manifiestan por determinados disparadores, cómo puede ser el robo en la vía pública. Un segundo, que opina que la agresividad no es un comportamiento instintivo sino un comportamiento aprendido, el hombre se da cuenta que la agresividades un método utilitario para conseguir objetivos. Y un tercero, el más aceptado, está relacionado con la teoría de la “frustración-agresión”, la persona no puede alcanzar los objetivos que cree le corresponden, y esa frustración le genera irritación y probablemente desencadene la agresión contra la fuente supuesta o real de la frustración.
Existe hoy en la Argentina una situación que, tomandoesta última teoría, los autores nominan “estado de privación relativa”, definida como “la tensión provocada por una discrepancia entre el deber ser y el ser de la satisfacción de valores colectivos”.
Traducido al castellano, en materia de seguridad el deber ser ideal es el derecho de todo ciudadano a ser protegido por el estado en su persona y sus bienes, el ser real es que los robos se hanmultiplicado infinitamente, los homicidios y lesiones son cosa de todos los días, el ciudadano se siente en estado de “privación relativa” de la mínima seguridad que debe brindarle el estado.
Ha dicho HannaArendt que “la violencia es la expresión de la impotencia”, traducido a la versión actual argentina sería que los “linchamientos” son el producto del sentimiento de impotencia de los ciudadanos antela desprotección casi absoluta contra el delito. Ello explica la reacción, no la justifica, porque si lo hace es el final de la convivencia civilizada, el todos contra uno o el todos contra todos.
Es cierto que a nivel mundial existe un incremento exponencial del delito y que en América latina ello es particularmente marcado. El problema del delito y la violencia en la sociedad no es patrimonioexclusivo de nuestro país y tampoco la impericia de este gobierno lo explica todo. El mundo no es como hace treinta años, en que el delito era un problema circunscripto al delincuente, la víctima, la policía y la justicia.
Hoy, ya no es un tema exclusivo del derecho penal, sino de toda la sociedad. El delito se ha diversificado, incrementado, adoptado diferentes formas, los delincuentes son cadavez de menor de edad, no tienen ningún tipo de freno inhibitorio, la droga ha introducido un componente insoslayable en la multiplicación de los delincuentes y de la violencia homicida. Aunque parezca una contradicción, lo cierto es que ya no hay reglas para el delito, “te matan” sin causa y sin reglas. A la par, los estados no han incrementado, capacitado e introducido tecnología a las fuerzas...