juventud en extasis
¡Ella la había leído antes que yo! Mi mente trabajaba a mil ideas por minuto ¡Qué ingenuo había sido!
—He querido que vengan para hacerles personalmenteun obsequio —dijo nuestro anfitrión poniéndose de pie y comenzando a caminar lentamente en círculos, como si le faltara el aire—. Yo no necesito la casa en la que ustedes viven... Es decir, pensabavenderla, pero cambié de idea —tomó un sobre tamaño oficio que estaba en la mesa del comedor y extrajo de él varios folios—. Ten —me lo entregó—, es un poder notarial... para que, como dueños delinmueble, a partir de hoy hagan con él lo que quieran...
Dhamar tenía la boca abierta sin comprender una palabra. Yo no me atrevía a comprender cuanto era obvio... Estaba a punto de explotar. Unaansiedad inmovilizante inundó cada uno de mis músculos. En ese momento recordé la incongruente y repentina solvencia económica que tuvimos los últimos dos años... Automóvil, computadora, ropa, tarjeta decrédito, alfombra, decoración...
—Y en esta casa en la que nos encontramos —dijo el doctor lentamente— vivirá, a partir de la próxima semana, tu mamá, Efrén...
El choque emocional me hizo moverla cabeza negativamente. Cerré los ojos y me los froté con fuerza para recuperar la claridad de la vista. Queriendo sobreponerme fijé la mirada en un costado.
El retrato de la joven rubia apareciódelante de mí con su bella sonrisa.
Leí la dedicatoria y sentí que la tierra se abría bajo mis pies.
Decía:
Papá:
Te obsequio esta fotografía con todo el amor de mi ser.
Marietta...
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