Kant, metafísica de las costumbre, primera parte

Búsqueda de una ética universal: Kant y la Fundamentación de la
metafísica de las costumbres; instancia primera.

Primeramente, es conveniente para una mejor comprensión del leimotiv de la obra trabajada, dejar
en claro la búsqueda Kantiana de fundar un proyecto, el cual, sustentado en principios o leyes
universales, forje una “ética pura”, la cual, posteriormente, se vea concretada enlas accionalidades
prácticas, como moral.
“Ni en el mundo, ni, en general, tampoco fuera del mundo, es posible pensar nada que pueda
considerarse como bueno sin restricción, a no ser tan sólo una buena voluntad.”1
Con esta definición, inicia el primer capítulo de esta Fundamentación de la metafísica de las
costumbres, comenzando así por uno de los conceptos más importantes y de los cuales sesustenta este
primer relato.
Podemos ver, como aquí la voluntad aparece en primera instancia como buena intrínsecamente,
independiente de cualquier resultado o búsqueda de algún fin: “la buena voluntad no es buena por lo
que efectúe o realice”, esto quiere decir, por motivos propiamente empíricos o de exposición en la
práxis; es buena como valor absoluto de sí. Esto mismo la convierte en muchomás valiosa que lo que
mediante su ejercicio pudiésemos alcanzar como fin u objetivo, los cuales más allá de sus resultados,
no restan ni suman nada a aquella cualidad de ser buena en sí misma que posee la voluntad.
No obstante, si el fin “natural” de la buena voluntad es ser buena, la naturaleza parece haber caído
en una paradoja en tanto otorga la dirección o uso de aquella voluntad, a larazón, la cual, por sus
complejidades, desviaría a aquella buena voluntad de alcanzar su fin en sí mismo. Esto queda
claramente expuesto en el siguiente pasaje, en el cual Kant enlaza la buena voluntad con la felicidad:
1 Grundlegung zur Metaphysik der Sitten. Riga, 1785. P. 4:393.

“(…) encontramos que cuanto más se preocupa una razón cultivada del propósito de gozar
la vida y alcanzar lafelicidad, tanto más el hombre se aleja de la verdadera satisfacción; por
lo cual muchos, y precisamente los más experinientados en el uso de la razón, acaban por
sentir -sean lo bastante sinceros para confesarlo - cierto grado de misología u odio a la
razón, porque, computando todas las ventajas que sacan, no digo ya de la invención de las
artes todas del lujo vulgar, sino incluso de lasciencias -que al fin y al cabo aparécenles
como un lujo del entendimiento-, encuentran, sin embargo, que se han echado encima más
penas y dolores que felicidad hayan podido ganar, y más bien envidian que desprecian al
hombre vulgar, que está más propicio a la dirección de mero instinto natural y no consiente
2
a su razón que ejerza gran influencia en su hacer y omitir.”
Hago un paréntesis en estepárrafo, al sentirme identificado en parte con aquel razonamiento:
Muchas veces en mi vida, meditando he llegado a la conclusión de que si existiesen diversos tipos
de sujetos o personas, podrían divirse aquellos en dos grupos: Simples y complejos, en lo que a guía de
razón atañe. Si bien todos poseen la misma razón sin diferencias, la forma en la que su intelecto los
lleva a observar la viday moverse en el mundo es totalmente distinta. Los simples, por una parte,
actúan con una voluntad en flujo hacia el menor cuestionamiento y el mayor actuar. Viven más el
momento, más instintivamente, siguiendo sus impulsos, o quizás sin complejizar hasta el extremo las
situaciones en el devenir de la vida; se podría decir que “cortan por lo sano”, o lo que les sea mejor
para sí y sus deseos.Por otro lado, los complejos (y me incluyo íntegramente en este grupo), tienden a
complejizar todo, a actuar su voluntad conforme a conclusiones, hipótesis, posibilidades, reprimiendo
muchas veces sus deseos, dejándo incluso de pensar en ellos mísmos y en su satisfacción y felicidad,
debido a su extrema complejización de las situaciones del devenir, por su eterno cuestionamiento del
sentido...