Kapuscinsky

Sobre Rysard Kapuscinsky
Página 10 de Los cínicos no sirven para este oficio
Su estilo siempre fue privilegiando en todas las ocasiones los contactos directos,las charlas informales con la gente corriente o con los responsables directos de zonas tan remotas del por entonces “imperio” soviético que no aparecían ni siquieraen el atlas de la visibilidad y de la toma de decisiones políticas.
La regla número uno parece ser la de saber mimetizarse, de renunciar a los discutibles ynarcisistas beneficios de la hipervisibilidad a favor de las bastante más útiles ventajas del anonimato (…) Hasta el aspecto, parece desprenderse, cuenta. Si se estádemasiado connotado, si los signos de reconocimiento social –ropa, conducta- son demasiado identificables, es posible acabar siendo excluido del contacto con la gentecorriente y con las informaciones de primera mano, para acabar convertido en asistente obsesivo y cada vez más desorientado a conferencias de prensa cuya función es lade hacer de caja de resonancia a los regímenes.
Página 15 de Los cínicos no sirven para este oficio (Hablando sobre el libro Ébano)
(…) Blanco en un continentede negros, había conseguido mezclarse incluso allí entre la corriente, sin refugiarse en los ricos y blindados barrios de los europeos, había llegado a ser uno entrelos tantos. A esto le ayudó obviamente, su condición de polaco, un “europeo de serie B” y, por otro lado, sin medios. Pero, sobre todo, la convicción de que paratener derecho a explicar se tiene que tener un conocimiento directo, físico, emotivo, olfativo, sin filtros ni escudos protectores, sobre aquello de lo que se habla.