Karen
Esquemáticamente, el libro de Ariès ofrece sus afirmaciones en dos series2. La primera
se plantea con el fin de demostrar que, por contraste con nuestros actuales sentimientos respecto de la infancia, es posible definir una etapa anterior (al siglo XIII o XIV) en la que esos
sentimientos no existían en la cultura occidental: ni las prácticas en los distintos aspectosde la
vida social ni los patrones culturales actuales son posibles de ser detectados en ese período.
Durante la época que Ariès denomina Ancien Régime, el sentimiento que actualmente
occidente muestra hacia la infancia, no parecía tener lugar. Los niños no eran ni queridos ni
odiados en los términos que esos sentimientos se expresan en el presente: habría que decir , en
todo caso, que losniños eran simplemente inevitables. Compartían con los adultos las
actividades lúdicas, educacionales y productivas. Los niños no se diferenciaban de los adultos ni por la ropa que portaban ni por los trabajos que efectuaban ni por las cosas que normalmente
decían o callaban3.
La segunda serie de afirmaciones contribuyen a describir la transición de la antigua a la
nueva concepción de infancia queoperará la cultura occidental. Para esta transición, Ariès
destaca con mayor intensidad dos sentimientos de infancia. El primero es el “mignotage”, por
medio del cual se reconoce una cierta especificidad del niño que se hace evidente en algunas
nuevas actitudes femeninas: la de las madres y las “nurses”, especialmente a partir del siglo
XVII. Este sentimiento expresa la dependencia personaldel niño al adulto y la necesidad de
protección por parte de este. Esto se complementa con una concepción del niño como un ser
moralmente heterónomo4 y con el surgimiento del moderno sentimiento de amor maternal.
El segundo sentimiento se conforma a partir del nuevo interés generado por la infancia
como objeto de estudio y normalización, siendo los pedagogos los sujetos destacados en esteproceso y la escuela, o mejor dicho, el proceso de escolarización, el escenario observable de este
interés.
La arista tal vez más conocida de la polémica desatada por L’enfant... estuvo
protagonizada por Lloyd de Mause, puesto que este autor infiere de las conclusiones de Ariès
una posición reaccionaria, que reivindica la antigua niñez y remarca el carácter normativizado y
disciplinante que la“protección” adulta estaría infringiendo sobre la infancia. Para Lloyd de
Mause10, los nuevos tiempos han aumentado la comprensión de la niñez y por consecuencia la
posibilidad de su desarrollo en un ambiente de mayor respeto y felicidad. Por nuestra parte,
sostenemos junto a W.Brikmann11, que esta polaridad en las posturas puede deberse a una
ambivalencia en el propio objeto de estudio poniendoénfasis los autores en un aspecto u otro.
Se desplaza de este modo hacia el carácter elegido (progreso o regresión; beneficio o perjuicio)
el dominio absoluto de las cualidades de la infancia.
Volviendo a una línea teórica que pretende comprender el surgimiento de la infancia a
partir de su complejidad, en La Historia de la Vida Privada, el artículo de Jacques Gélis paraece
haber reivindicadomuchos aspectos de la obra de Ariès a través de una nueva lectura12 . Gélis
destaca el concepto de individuación de la infancia: un proceso de paulatino recorte de la figura
del niño a través de sus características principales: heteronomía, necesidad de protección,
necesidad de un desarrollo específico que lo convierte en adulto. Para Gélis, la conformación de
la infancia moderna es un procesolento y complejo en el que conviven características
desarrolladas en magnitud desigual.
Los estudios recientes en el campo de la historia de la infancia parecen tender a respaldar
el punto de vista de Gélis. Para el caso de la conformación de la infancia moderna en Buenos
Aires13, las investigaciones muestran profundos pero paulatinos cambios en los sentimientos
hacia la infancia en el...
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