karla
Por María Isabel Gonzales
Fotos:Alberto Pereyra
A cualquier hora del día, ciertas esquinas del centro de Lima exhiben una oferta variada para quienes buscan sexo a cambio de dinero. El más impávido transeunte se tropieza con prostitutas y transexuales en la plaza San Martín, en la Colmena, en Caylloma, Zepita, Washington o entre las callejuelas que unen las avenidas Bolivia y Uruguay. Agazapados, vemos a sus cafichos,personajes siniestros que viven de la explotación sexual de mujeres y transexuales. Hay noches en que, ocultas en cuartitos de calles aledañas, las prostitutas esperan a que los serenos y policías terminen sus operativos de rutina. Cuando estos se van vuelven a la vereda a seguir en lo suyo. Y ante el reclamo de vecinos indignados, saben que la policía nunca se meterá con los proxenetas. Serán ellasquienes acaben en la comisaría.
Este mundo sórdido y desconocido para la gran mayoría de limeños se remeció cuando la alcaldesa Susana Villarán anunció una zona rosa para la ciudad. Pero según hemos comprobado tras una conversación con Susel Paredes, abogada y asesora de la municipalidad en este tema, Villarán hizo el anuncio sin un conocimiento profundo del problema. “¿Tienen un diagnóstico de loque sucede en el Cercado?”, preguntamos. “Susana anunció una mesa de trabajo que tendrá su primera reunión el 2 de junio. A partir de entonces recogeremos información de la policía, de las propias trabajadores sexuales y de instituciones que hayan investigado sobre esta problemática”, respondió Paredes.
Buena señal, dijeron algunos. Para otros fue un disparo al aire que podría quedar en nadacomo las tantas veces que el tema se ha ventilado en público.
¿Zona rosa o de tolerancia? Una de las voces que ha convocado el municipio es la de Ángela Villón, de la asociación de trabajadoras sexuales Miluska Vida y Dignidad. Villón cree que una zona rosa no mejoraría las condiciones de vida de una prostituta y por lo tanto seguirían trabajando en la calle que mejor les convenga. “Elgran problema de quienes trabajamos en esto son los proxenetas. Si nos vamos a una zona rosa, ellos van a seguir explotándonos porque solo se nos trasladaría. Lo que sí marcaría la diferencia es una zona de tolerancia”, afirma.
Según explica, la zona de tolerancia debería estar bastante lejos de iglesias y colegios, y se ubicaría en una zona industrial en la que el vecindario no se sientaperturbado. Además, habría horarios establecidos y se evitaría la violencia contra ellas por parte de los serenos y policías, quienes les prestarían seguridad y reprimirían a los proxenetas. De esta forma se lograría ordenar lo que sucede en el Centro de Lima y otros distritos de la ciudad.
Pero no todos están de acuerdo con una propuesta como la de Villón. La abogada Tammy Quintanilla del MovimientoEl Pozo no considera que una zona de tolerancia sea la solución.
“Si eso llegara a suceder, las mujeres o todo aquel que se dedique a la prostitución serán respetados en un lugar y en otro no. Las que no quieran estar en la zona de tolerancia porque no quieren ser identificadas –y que son la mayoría– estarán expuestas a la violencia de los serenos. Existirá mayor clandestinidad y abuso”, señalaQuintanilla. Ella propone organizar campañas de disuasión dirigidas a los clientes. También promueve oportunidades laborales y de estudio para quienes se dediquen al comercio sexual.
“Para nosotros no es viable la legalización de la prostitución. Eso sería convertir a quien lo ejerza en una cosa que se puede negociar. Tampoco lo consideramos un trabajo porque atenta contra la dignidad de las...
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