Kati Horna
No pretendo aquí hacer una semblanza histórica de suvida ni de su obra, hay que dejar esto a quienes no la conocieron, condición que les permitirá, quizá, mayor objetividad.
Kati Horna llegó a México en 1939 después de haber fotografiado su natalHungría, fotografía el París de preguerra y la guerra civil española a lado de fotógrafos perdurables como Capa. En México trabaja durante años, fotografiando los rostros (el espíritu) y la obra deintelectuales y artistas mexicanos, realiza obras inmortales que congelan el infinito fluir de instantes de una vida inmersa en el surrealismo cotidiano, no aquél que se genera como recurso intelectualsino a un proceso vivencial propio y honesto. Durante su paso por la Academia de San Carlos, primera universidad de América, forma a varios fotógrafos tales como Flor Garduño, Elsa Chabaud, EstanislaoOrtíz y Arturo Rosales entre muchos otros quienes debieron aprender, fundamentalmente, el amor por la vida y la pasión con la que ésta debe vivirse y, por ende a todo lo demás, incluyendo la fotografía.Entre 1985 y 1987, en los inicios de mi actividad fotográfica, tuve la oportunidad de cruzar el portón ruidoso de su casa y acceder a un mundo mágico que fue substancial en términos generales parami desarrollo humano y, particularmente, en mi formación profesional. Platicas escasas en términos cuantitativos, pero significativamente cualitativas, dejaron huellas permanentes en mi procesocreativo venidero.
De Kati Horna aprehendí que una buena fotografía consiste en su capacidad de reproducir la emoción y la intensidad que motivaron la acción, voluntaria e íntima, del obturador. Aprendíque cada fotografía final es una obra con tamaño y carácter innatos, con ánimo y conciencia intrínsecos, es decir que cada fotografía, cada buena fotografía, es un ser en sí misma con espíritu y...
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