kiabi

Kiabi, la empresa que forjó María Luisa Carrasco
Ella tuvo mil dificultades, pero fe en sí misma
Entrevista. MARÍA LUISA CARRASCO
La chica que sentía fascinación por pintar uñas empezó recibiendo 50 céntimos por cada trabajo. Antes cocinó en una casa; hoy viaja por el mundo. Ella sabe que es una inspiración
Por Antonio Orjeda
Su historia tenía que valer la pena. Las insistentes llamadas deuna lectora nuestra, pero sobre todo clienta suya, reclamándonos por hasta ahora no haberla entrevistado, debían ser por algo. Fue por eso que llegamos a la galería que funciona en el segundo piso del Metro que está en la 13 de Garzón, en Jesús María. 
Subimos. Nos quedamos fríos. Rodeado de 'stands', había uno que en realidad era el resultado de la fusión de otros. Los había absorbido paraconvertirse en un salón al que mujeres, hombres y niñas llegan por decenas para que María Luisa y sus chicas les hagan las uñas. 
El lugar se llama Kiabi, y le debe su nombre a los de las hijas de María Luisa, una mujer batalla.
¿Con cuánto comenzó?
Con US$400 --gracias a la abuela de mi hija, ella me dio la mano--, y con eso pude comprar una mesa, dos sillas y accesorios.Usted llegó de Ica ytrabajó en una casa. ¿Qué edad tenía?
17 años.
¡Hoy ha logrado todo esto! Dígame, la televisión nos enseña que a las empleadas les pasa esto solo en las telenovelas, ¿cómo explica su caso?
(María Luisa ríe) Yo pienso que muchas chicas se pueden llevar de mi ejemplo, solo tienen que tener una meta, un sueño ¡y tener la determinación para cumplir ese sueño! Ese es mi gran valor: siempre he sido biendeterminada. Nunca he dicho quizás o de repente, siempre he pensado en positivoCuánto tiempo trabajó como empleada.
Yo vine para conocer la capital. Me trajo una amiga y me consiguió trabajo en casa de Estela Valdivia (la hoy abogada de Vladimiro Montesinos). Como a mí me encanta la cocina, fui su cocinera. Trabajé tres meses y regresé a Ica para terminar mi quinto de media. Esa platita me ayudópara comprar mis útiles.
¿Hace cuánto fue eso?
El 86. Y sin querer, también conocí a...
Al 'Doc'.
¡Sin querer! Después regresé a Ica y allá conocí al que fue el papá de mi hija. Terminé el colegio y me vine con él. Ya no trabajé en una casa, sino en Monterrey, como cajera. Al siguiente año tuve a mi hija y, cuando cumplió 3, decidí estudiar en un CEO (centro de educación ocupacional). Pero noculminé.
Retomó la cosmetología.
Claro, estudié en la avenida Abancay y comencé a practicar en distintos salones.
No es fácil conseguir prácticas. ¿Cómo hizo?
Iba a un salón, me decían que tenía que pararme en la puerta y llamar a la gente que pasaba por la Abancay ofreciéndoles cortarles el cabello. Y yo tenía que hacerlo.
¿Qué tan bravo es ser 'jaladora'?
Como mujer, es incómodo. Tú no sabesla calidad de gente que pasa por ahí, sobre todo los sábados, ¡los domingos!
Tuvo que aguantar a muchos patanes.
Y tenía que ser tolerante, diplomática.
¿Por qué lo siguió haciendo?
Porque no podía lanzarme a un salón de San Isidro o de Miraflores --la calidad de clientas es diferente--, así que dije: me quedo aquí, porque si cometo un error, esta gente no me va a hacer sentir tan mal.
En lossalones de la Abancay --si es que los podemos llamar salones de belleza--, el salario no es gran cosa.
No. Me pagaban 50 centavos por corte de cabello, ¡pero para mí era importante ganar experiencia!
En casa, el papá de su hija no le decía: ¿para qué trabajas si sacas tan poquito?
Sí. Además, yo me quedaba hasta tarde. Él creía que hasta tenía a 'alguien' por ahí. Tuve muchos problemas, y fuepeor cuando muere mi mamá, porque tenía cinco hermanos menores y yo tenía que ver por ellos. Él nunca entendió. Por eso, a los 25 años me aparté. Él se quedó con mi hija... y yo seguí haciendo lo que tenía que hacer. Incluso comencé a traer a algunos de mis hermanos de Ica.
¿Dónde vivía?
En Canto Grande.
Entonces también cortaba el pelo, hacía manicure...
¡De todo!
¿Cómo así decidió...