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Las señoritas Mengual
Oscar Bustamante
La casa de las señoritas Mengual se ubica estratégicamente
en una explanada del cerro camino a Querquel y tiene los
zócalos y los postes pintados de verde, como las comisarías
de carabineros. Es una casa oculta, casi misteriosa, que sólo
en invierno se la puede divisar desde el camino. El resto del
año, el follaje de los árboles y de los parrones ladefienden de
las miradas curiosas y la única manera de acceder a ella es
por un caminito sinuoso que va lamiendo las voluptuosidades
del cerro, siempre sombreado de boldos y litres, que cuando
llueve se convierte en un lodazal de tierra arcillosa en la que
hasta las bestias les cuesta hacer pie. Es el camino que las
señoritas Mengual recorren durante todo el año en su
camioneta Chevrolet51, con la salvedad de que en invierno lo
hacen precedidas de una yunta de bueyes overos, con objeto
de prevenir emergencias.
Siempre se las verá juntas. Jamás de a dos, y menos de a
una. Son morenas, velludas, de pelo negro, bien negro,
aunque en el caso de las dos mayores ya comienza a
encanecer. Las tres son solteras y de ojos apacibles que
denotan tenacidades subterráneas. Dignidad, yocreo que es
la palabra que mejor las define, ya que no se puede hablar de
orgullo, si bien muy dentro y llegado el caso es posible que
también aflore. Tal vez orgullo de ser propietarias de una
viñita que produce regio aguardiente y de reconocer a sus
antepasados retratados y colgando en ovalados marcos desde
las paredes de la sala. Hombres severos y mujeres
impertérritas, que desde esasparedes blanqueadas a la cal
celan rigurosamente a sus descendientes femeninas,
recordándoles que no ha habido y parece que no habrá
tampoco, en todos estos valles aledaños del Río Maule,
partidos a su altura. A pesar de no ser feas, es un hecho
evidente que en este recodo de sus vidas los vestidos de
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cuello subido, los vellos en la comisura de los labios y una
cosmética deslavada hanestratificado la femineidad. Pero ello
no impide que ante la cercanía del sexo opuesto se les pause
la voz y que los ojos se escondan bajos sus cejas pobladas
para desde ahí brillar un poco algo apenas perceptible, ya que
todo en ella es recato. Sin embargo, a pesar de la discreción
no han podido prescindir de los servicios de un varón: el
trabajo de la propiedad requiere el vigor propio del brazodel
hombre y pura y para tal efecto disponen de un muchachón
que se le puede ver merodeando la propiedad. Él ara la viña,
la poda y luego canastea toda la cosecha de uva desde la
melga a la bodega, donde está la prensa, el lagar y los cuatro
toneles de roble que heredaron de don Jacinto Mengual.
Aparte de la vendimia, el muchacho trasteja el techo antes de
las lluvias, arregla los cercos,corta y acarrea la leña, lava la
camioneta periódicamente y en verano se encarama arriba de
los árboles en pos de las frutas más esquivas. Ésas son sus
labores, aunque también hay otras que las señoritas suelen
abordar, claro que guardando con este subordinado la debida
distancia.
En la chevrolet, el muchachón viaja siempre atrás y su
mirada pegajosa va dejando una estela de compromiso,algo
así como que solamente él está al tanto de las intimidades de
sus retraídas patronas. Sin embargo, da la impresión de no
ser de los más avispados y ello se confirma cuando hay que
ordenarle las cosas siempre más de una vez. Además es
turnio y se ríe cuando no corresponde, siendo un hecho que a
ninguna de las señoritas le agrada que se presente cuando
hay visitas y si llega a hacerlo, susexpresiones sugieren de
inmediato que no lo conocen y que anda por ahí por
casualidad. Pero es grande, de cogote ancho, caderas firmes y
muy fornido y todo el valle sabe que está con ellas de fijo y si
bien nadie hace comentarios en voz alta, el entendido es que
las señoritas Mengual se acercan al misterio de la vida
menteniéndolo en sus inmediaciones. Pero algo más que eso
cuesta...