Kipling
LUIS EUGENIO TOGORES SÁNCHEZ
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1.
LA SOCIEDAD VICTORIANA ANTE EL NUEVO ]MPER]ALISMO
La reina Victoria sobrevivió tres semanas al siglo XIX. Resultaba adecuado que la «Era Victoriana» y la centuria finalizasen el mismo momento. En cierta forma aquel babia sido el siglo de la Gran Bretaña, enel que habla proyectado
sobre cl mundo su manera de entender la vida, modelando la sociedad internacional a su medida. Desde 1894 la hora fue determinada por el meridiano de Greenwiclv la mayor parte de los países occidentales abrazaron para sus monedas e! patrón oro utilizado por el Banco de Inglaterra; deportes, modas, estilos urbanísticos, sistemas políticos, etc., nacidos en las Islas seadoptaron por todo el orbe ‘. Indudablemente, y a pesar de la crisis que alentaba el propio sistema británico, a comienzos del año 1900, ser súbdito dc «su Graciosa Majestad» era algo más que poseer una simple nacionalidad: la sombra de Adbión se proyectaba con nitidez sobre todo el mundo.
Gran Bretaña era el modelo para todas las naciones industrializadas que
pugnaban por un puesto privilegiadodentro del «nuevo imperialismo». Su riqueza era fruto de su poderosa armada y de su intenso comercio, que le permitía erigirse en valedora del librecambismo, segura de su mercado interior 2 La fuerza del Imperio venía dada por los inmensos e importantes territorios ultramarinos administrados por el gobierno de «La Corona».
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Departamento de Historia Contemporánea. Universidad Complutense.Madrid, TAYLOR, A. J. P: «Incómodo esplendor británico», en Historia Mundial del siglo Xt vol. 1, Ed. Vergara, Barcelona, 1972. p. 2!. 2 Inglaterra defendió con todas sus fuerzas el «libre comercio» internacional durante la
Cuadernos de Historia Contemporánea,
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¡2. 1990
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Editorial Universidad Complutense. Madrid
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Luis E. Togores Sánchez
Siguiendo sus pasos iban otrasnaciones —Francia, Alemania, Rusia, Estados Unidos o Japón—, según su grado de desarrollo industrial. Junto a estos
expansivos Estados-Nación pervivían viejos Imperios, que en otro tiempo habian tenido gran importancia y que ahora languidecian hacia una segura desaparición: Holanda, que todavía poseía ricos territorios en las Indias Orientales,
resignada a su papel de pequeña nación europea;Portugal, con sus colonias del Este y el Oeste de Africa codiciadas tanto por británicos como por alemanes; España, que tras la pérdida de Cuba, Puerto Rico y las Filipinas, sólo conservaba algunas pequeñas e insignificantes posesiones africanas. Frente a éstas, el Imperio Británico representaba la «justicia», la bonanza y el próspero fruto de la expansión colonial; situación creada por hombres deestime anglosajona que habían asentado por todo el mundo su bandera, su cultura, su raza y su manera de vivir.
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En la Inglaterra ochocentista aún gobernaban de manera indiscutida las
clases altas: el marqués de Salisbury procedía de un linaje aristocrático que se remontaba al siglo XVI, y el Gobierno estaba tan lleno de los parientes de la
familia Cecil que era conocido con elsobrenombre dc «Hotel Cecil». Las
grandes familias rivalizaban en poder con los atrasados Estados de Europa
Oriental. Los sirvientes empleados por el duque de Westminster, o el conde de Derby, para su servicio particular eran más numerosos que todo el personal
del Hospital General de Londres. Durante la primera mitad del siglo XIX en
Inglaterra la democracia había sido mirada con desconfianza,siendo considerada como la portadora de la revolución social y política. La propia Reina Victoria había declarado: «Nunca seré la reina de una monarquía democrática».
Pero el tiempo obligó a las clases dirigentes británicas a mantener una política
de concesiones, por lo menos hasta el grado del sufragio familiar. En 1900 solamente dos diputados laboristas tuvieron acceso a la Cámara de los...
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