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UNO.




— ¡Oh, no, no, no, no, no!— murmuró Noé con incredulidad mientras observaba a sus tulipanes color rosa, blanco y amarillo ser arrancados brutalmente de la tierra. Se alejó del escritorio de la computadora y salió hacia la puerta principal. Ella iba a matarlo esta vez, no había duda de ello.

Después de cinco largos años de juveniles tonterías él porfin había llegado demasiado lejos. Su compañera de piso no había sido siquiera capaz de molestarla mucho, incluso cuando pasó por su período de seis meses sin bañarse o usar desodorante para ‘salvar el planeta’.

Hace cinco años había estado orgullosa de comprar su primera casa a la edad de 20 años. Había trabajado su trasero para comprar su casa de ensueño. La experiencia de ser propietaria desu casa era mejor que cualquier cosa que pudiera haber imaginado.

Pasó incontables horas eligiendo la combinación perfecta de colores para cada habitación, limpiando, organizando y golpeando cada venta de garaje en un radio de 30 millas, tratando de transformar la madera y el yeso en un verdadero hogar. Nada de ese trabajo podría incluso comenzar a compararse con las incontables horas que pasóen el césped y jardín. Con innumerables ampollas, cortes, picaduras de abeja y dolores de espalda, ella convirtió su aburrido patio en un paraíso.

Su alegría duró cuatro meses. Fue entonces cuando él se mudó a la casa de al lado. Al principio estaba emocionada de tener un vecino, uno que no era anciano y bueno, malhumorado. Todo su placer terminó en el momento en que conoció a Andrew Lancaster.En los primeros diez minutos de su llegada se había apoyado en su buzón de correo, derramado envolturas de comida rápida de su coche en la propiedad de ella, tras lo cual rápidamente hizo su camino sobre su césped y orino en el viejo y grande árbol de roble en su jardín delantero con una tímida sonrisa y un encogimiento de hombros en su horrorizada dirección. 

El chico era un bárbaro.

Porlos próximos cinco años, él volvió su pintoresca vida una pesadilla. No estaba segura de cómo una persona logro tomar tanto control sobre su felicidad, pero él lo hizo. Con los años ella aguantó bolitas de paintball decorando la ropa colgada en su tendedero y al lado de su casa, la música fuerte, las fiestas, dos veces encontró gente desnuda tratando de trepar la cerca para bañarse desnudo en supiscina, borrachos jugando baloncesto a las tres de la mañana, mujeres lanzando ataques histéricos en su césped delantero y a veces en el de ella cuando el idiota se negaba a salir y tratar con ellas.

Lo que lo hacía peor era que ambos trabajaban en la misma escuela secundaria privada, en el mismo departamento, en aulas contiguas, y plazas de aparcamiento. No paso mucho tiempo en que élconvirtiera su trabajo y casa de ensueño en una pesadilla. En el trabajo tenía que tratar con sus constantes ‘apropiaciones’ de cosas de su habitación como papel, lápices, libros y hasta su escritorio una vez.

Él parecía creer que era el hombre más encantador en la tierra y no tenía ningún problema en utilizarlo para salirse con la suya, dejándola a ella con trabajo adicional y responsabilidadesmientras que él llegaba a ser el despreocupado maestro. No le tomó mucho tiempo darse cuenta de que tendría que aguantarse eso en el trabajo. No había forma de que a su edad pudiera conseguir un trabajo mejor. Había tenido suerte al aterrizar en ese. Así que la única opción que le queda era mudarse.

Transcurrido el primer año trató de vender su casa, sin éxito. Cada vez que un posible compradorestaba alrededor él los había asustado solo por ser Andrew. Ella abandono la idea de vender su casa por los próximos dos años y lo puso de nuevo el año pasado, cuando él agarro un palo de golf y le disparó a tres de sus ventanas.
Después logró ahuyentar a quince posibles compradores por salir a recoger el correo en sus calzoncillos, o con un ataque particularmente memorable de rabia cuando lanzó su...