kliksberg sociologia 2014
El economista argentino Bernardo Kliksberg, el mayor especialista en pobreza de
Latinoamérica, sostiene que el único camino eficaz para bajar los índices de criminalidad es a
través de políticas sociales.
La ecuación parece fácil: a mayor inversión educativa y en políticas sociales, menores son los índices de criminalidad. “Hay una correlación estadística absoluta entre más educación y menos
delincuencia. Cuanta más escolaridad y trabajo decente haya, menor será el nivel de
inseguridad en la sociedad.” En momentos en que el debate sobre la inseguridad vuelve a las
tapas de los diarios y a los principales títulos de los noticieros, las palabras de Bernardo
Kliksberg clarifican el panorama. Es que es una voz autorizada en la materia: el economista argentino es el mayor experto latinoamericano en pobreza y desigualdad. Es asesor principal de
la dirección regional para América Latina y el Caribe del Programa de Naciones Unidas para el
Desarrollo (Pnud) y asesoró en los últimos años a más de treinta países y a organismos
internacionales como la Unesco, Unicef, OIT, OEA y OPS, entre otros. Kliksberg es autor de 48 libros relacionados con el tema. El más reciente es el best seller
Primero la gente, escrito con el premio Nobel de Economía Amartya Sen. Por estos días se
encuentra en la Argentina. Vino a participar del Primer Foro Nacional sobre Responsabilidad
Social Empresaria, que se realizó esta semana en la provincia de Mendoza. El director de
Miradas al Sur, Eduardo Anguita, lo entrevistó en Carbono 14, su programa de radio que se emite todos los días de 18 a 20 por Radio Nacional. El economista aseguró que las políticas
de mano dura y el aumento de penas para combatir la inseguridad ciudadana no sirven. Y
afirmó que los países que lograron bajar los índices de delincuencia lo hicieron “en base a la
inclusión social universal de los jóvenes”. También habló sobre las dificultades que está teniendo la mayoría de los jóvenes latinoamericanos para acceder al mercado de trabajo formal.
–¿Cómo transmitir la cultura del trabajo para que haya más igualdad y para que sea un
elemento que dé homogeneidad, que nos integre como sociedad?
–Es un momento muy oportuno para desenroscar el tema. Se está generando en el mundo
como consecuencia de esta crisis económica, casi salvaje, que generaron los desaciertos fenomenales en la economía norteamericana, esto que se llama una generación perdida. Hay
81 millones de jóvenes desocupados: es la mayor cifra de jóvenes desocupados en la historia.
La tasa de desocupación en Europa está alrededor del 24 por ciento. Hay toda una generación a
la que no se le ha dado la oportunidad de golpear la puerta siquiera para tratar de ser probado en una entrevista. En los Estados Unidos, por cada puesto de trabajo hay seis aspirantes y en
algunas áreas como la construcción por cada puesto hay 35 aspirantes. Eso en el mundo
desarrollado.
–¿Y en América latina?
–Tenemos 7 millones de jóvenes desocupados. Y los jóvenes que sí están ocupados tienen
condiciones mucho peores que los otros grupos de edades: ganan la mitad del sueldo que los adultos y el 68 por ciento no tiene un seguro médico. No se les está abriendo la puerta a los
jóvenes para que muestren su cultura de trabajo. Por el contrario, es un momento de exclusión
severa. Las crisis han tenido una de sus figuras más vulnerables y más débiles en los jóvenes
que estaban asomando a la sociedad de trabajo. En América Latina hay un tema dramático que es que no hay posibilidad de insertarse en el mercado de trabajo formal. Para poder insertarse
en el mercado de trabajo formal hay que tener por lo menos doce años de escolaridad. Se
muestra estadísticamente que con menos de una secundaria completa hoy las empresas, con
razón, en el siglo XXI en un mundo tecnológico tan avanzado, no aceptan siquiera mano de obra ...
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