Kliulugio

REMINISCENCIA

Soplaba la briza pero se negaba a acariciarme. La noche era tan turbia, fruto de mis pesadillas. El frio viento empañaba mi memoria, el sereno y la soledad creaban un espacio asesino de recuerdos que dejaba en grises todo intento de rememorar lo que me había llevado hasta aquel sitio. En mi mente solo había trazos mal delineados sin ninguna forma coherente. El agua quedescendía de la bóveda celeste me arrebataba lentamente de mi abducción reflexiva, vago esfuerzo de revivir el pasado que de paso a paso me dejo en este estado. Parecía un sueño, no lograba recordar qué hacía allí parado. miraba al suelo, miraba mis pies; la lluvia era muy fina, se desparramaba por mi piel queriendo huir de mi cuerpo corrompido. La luna rojiza bañaba de sangre a las pocas nubes y a susdelgadas lágrimas. A mi memoria acudían pintados de llantos y de un espeso rojo las reminiscencias que se conjugaban en una gnosis, pues las huellas de mis acciones parecían borradas por la turbulencia del camino, sin embargo, la caja negra de mi alma conservaba cada momento, cada espacio, solo sería cuestión de trabajo y de tiempo para descifrar y ordenar el caos simbólico de mi psique -en el almalas huellas nunca se borran simplemente es difícil seguir su rastro-. Por instantes, como destellos fulminantes, aprecian ante mi mente imágenes confusas y como el paso de una estrella fugas rápidos y momentáneos. Así se moldeo esa figura que me arrebato de mi mismo. La luna sangraba y con ella mi alma. No era yo, no fui yo ¡mis recuerdos no eran míos! No podían serlo, yo no era ese querecordaba y si alguna vez lo fui ya no lo soy más. Mi agitación era sacada de ultratumba. Quería tirarme por el precipicio que se figuraba delante de mí, descender golpeando las rocas filosas que crecían como protuberancias de la tierra, acabar con mi vida pues ella había acabado conmigo. En el éxtasis de la confusión el pánico volvía a bloquear mi mente, y aquel cuadro que se había proyectado comoun recuerdo se desvanecía, la estrella se volvía fugas, y la calma se posicionaba de nuevo en el trono de la confusión. Mientras el furor y la hybris se apaciguaban en mi, las puertas de lo sensible se habrían, me sumergía en la impresión, ahora perceptible, de saber en qué sitio me encontraba. Mi conciencia se encendía de la chispa que volvía a nacer. Desde lo alto contemplaba el juegobrillante de una ciudad que ardía en luces queriendo extinguir la noche en vela. Observaba la congestión del tráfico allá abajo, su desquiciante aullido era mudo en el filo del torreón en el cual las almas mortales errantes pierden su esencia para ser bocado del demonio ¿es que nadie más veía esa luna diabólica? El astro infernal estaba tan cerca, casi al alcance de mis dedos, solo sería estirar unpoco el brazo y ese tono rojizo se impregnaría en mi – si es que acaso ya no lo había hecho- . Me encontraba en el despeñadero más alto aledaño a la ciudad, el más próximo a la luna en su perigeo, era una luna gigante, una súper-luna, pero desangraba, desangraba junto conmigo.

Sentía el cuerpo tibio a pesar de que la lluvia era fría. Mis extremidades parecían ajenas, las miraba asombradocomo si jamás hubiese tenido un par de brazos o sentido el agua descorrer entre los vellos de mi piel. Nuevamente fije mi mirada en la ciudad, infinidad de puntos amarillos, cucúyos flotantes en la bruma parpadeaban incandescentemente y se movían cada vez más rápido. Se aceleraba el ritmo con el cual el mundo entonaba su canción. Las luces pasaron a ser destellos, líneas, trazos dibujados en lapenumbra de la noche que rodeaba a medio planeta. Mi corazón se aceleraba también, sentía el alma que enardecía y se fugaba por mi respiración. De pronto el agua se empezó a evaporar a mi alrededor ascendiendo en un vapor carmesí mientras el mundo entero se volvía loco en su afán de ansias. La humanidad toda nacía y moría en cuestión de segundos y luego volvía a nacer a la vez que yo trataba...