Kuis Castro Leiva, Discurso De Orden

Páginas: 28 (6994 palabras) Publicado: 24 de octubre de 2012
Discurso de Orden con motivo del XL aniversario del 23 de Enero de 1958
Luis Castro Leiva
En el Congreso Nacional de la República de Venezuela, 23 de enero de 1998
«¿Y qué hacen los hombres de bien, los verdaderos amantes de la felicidad pública, los Mentores, los pilotos, los que poseen la brújula de las pasiones de los otros para dirigir a favor de ella la nave política al norte de suverdadera dignidad? ¿Hasta quando han de ser su universo las quatro paredes de su casa?»
Gaceta de Caracas, 11 de mayo de 1810, Nº 97, tomo II
No sería inapropiado comenzar en tono confesional. Después de todo no otra cosa hizo el primer venezolano que escribiera para Hispanoamérica el primer tratado de teoría política que se conoce en nuestra historia. Hablo del prócer Juan Germán Roscio y no, comosugieren el cinismo y pragmatismo políticos del momento, del nombre de algún audaz empresario. De alguien que busque hacer de Servando y Florentino, ex estrellas de Salserín, los futuros concejales de Las Mercedes o que gestiona los derechos televisivos para que la sede del Consejo Supremo Electoral, la de este Congreso, cuando no la de una Asamblea Constituyente, se luzcan en los espaciostelevisivos de Gigantísimo, en directo, desde Miami. ¿Puede esto extrañarnos? Ni el pasado remoto de nuestra historia política ni el reciente nos desmienten del todo. Salgan los historiadores a rastrear y hallarán el gusto de Guzmán por las estatuas de sí mismo y la Ópera, recordemos la estatua ecuestre del creador de la Gran Venezuela. ¿Acaso no pasamos de este hemiciclo al «Teresa Carreño» para ungira un Presidente negando así el valor de los símbolos de nuestra cultura republicana? No, nada impide imaginar que la aclamación del próximo presidente cambie la sede de los espacios públicos de nuestra memoria cívica por alguna más ajustada a la exigencia publicitaria de la hora. ¡Malhaya entonces esta hora! Hablo ya en el tono confesional de Roscio; esta es mi confesión: ¿qué hago aquí? ¿quiénsoy yo para estar ante ustedes?
La primera pregunta no es sólo mía. Se extiende hoy, en forma amenazadora por la mente de muchos venezolanos. En efecto, tal parece haber llegado a ser la percepción moral de la política como oficio y de los políticos como sus profesionales que muchos piensan que a pesar de todo lo que aquí humanamente se pueda hacer para expresar la soberanía legalmente —que esbastante e importante— ya no vale la pena que se siga haciendo. Y, peor aún, se piensa que sería una buena cosa que ustedes no lo siguieran haciendo por nosotros. Estos pensamientos desdeñosos de la democracia representativa, hechos por la alquimia levantisca y demagógica de caudillejos, nos dicen que es necesario reinventar una democracia directa de las masas. Y nos dicen, además, que hay hacerlofuera de este lugar. Este sueño «anarquista» consiste en que cada quien lleve su silla de congresista —su curul— como quien lleva una loncherita para manducarse la república y formar, en un acto de participación política instantánea, una especie de guarapita cívica, la voluntad general de todos. Y así, desde un patio de bolas o una mesa de dominó, en alguna gallera, dice este robusto sueñoanarquista, cada miembro de la «sociedad civil», sin intromisión del Estado ni de los partidos, decidirá por su cuenta y gana lo que mejor convenga para todos los venezolanos. El grito de batalla de esta profecía es simple: la nación es la de quien pueda tener las ganas de encarnarla...
Por lo tanto, y a la sombra pueril de este anarquismo de carne en vara o pasarela, aceptar la invitación que se mehiciera y honrarla, es algo que muchos considerarían la traición más lograda que me habría hecho a mí mismo y también a todos los que NO somos profesionales de la política. ¡Malhaya esta hora de confusiones!
Confieso entonces, como Roscio, que estoy ansioso por criticar tantos prejuicios malos que la sociedad ha entronizado como creencia para caracterizar, denigrando, la idea de la política y la...
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