Kwasniewski Infundiendo la espiritualidad de la forma extraordinaria en la ordinaria
Peter Kwasniewski
New Liturgical Movement
Es un hecho ampliamente reconocido que la Misa del Rito Romano moderno adolece, en muchos aspectos, de una aguda discontinuidad con la tradición litúrgica precedente y que las muchas simplificaciones, innovaciones y opciones la han privado, en alarmante medida, de la atmósferaintensamente devota tan característica del Rito Romano tradicional.
El Papa Benedicto XVI, reconociendo más claramente que muchos este hecho, expresó su deseo de un “mutuo enriquecimiento”, que redundaría en que el pueblo pudiera encontrar en la Misa nueva la “sacralidad” que el mismo pueblo amaba tanto en la Misa antigua. Sin embargo, como se sabe, este redescubrimiento y recuperación de lasacralidad en el Novus Ordo no se habrá de producir automáticamente, sino que requerirá dar pasos precisos, dentro de los límites de las actuales leyes litúrgicas. Nos alegramos, con razón, de los beneficios para la Iglesia de la mutua coexistencia de ambas formas, pero “buscar reconciliación” requiere también encontrar una expresión interior, porque, de otro modo, la distancia entre la celebración deellas (es decir, entre la celebración parroquial corriente de la Forma Antigua y la celebración de la Forma Nueva apegada a las rúbricas), seguirá siendo demasiado grande.
Hay, por lo tanto, algunos pasos voluntarios que los celebrantes pueden dar para maximizar la continuidad entre la forma clásica de la Misa Romana y su derivado moderno, de modo que este último sea más espiritualmentefructífero, tanto para el sacerdote como para el pueblo. El proceso de enriquecimiento puede ser guiado por los tres principios siguientes.
1. El principio de la continuidad.
Este principio nos dice lo siguiente: cada vez que las rúbricas permitan optar, se debiera hacer siempre lo que está más en continuidad con la tradición precedente. En la misma línea, y ya que “la grandeza de la liturgia depende desu no-espontaneidad” (Ratzinger), se debiera, como principio, evitar la variedad en medio de la plétora de opciones. Como C.S. Lewis ha dicho con tanta razón, tal variedad arruina el placer propio de una acción ritual. He aquí algunos ejemplos de cómo aplicar este principio de la continuidad:
1) Léase o cántese las antífonas de Entrada o de Comunión (a menos que ya estén siendo leídas o cantadaspor la schola o por el pueblo).
2) Usese el saludo “El Señor está con vosotros” y, en general, bájese la vista cuando se saluda al pueblo, en vez de procurar establecer contacto visual, el cual produce el efecto de llamar la atención de un modo tal que puede hacer descender la liturgia a un plano puramente horizontal (o quizá “centrado en el hombre”).
3) Usese el rito penitencial A, es decir,el Confiteor y Kyrie.
4) Omítase las Plegarias de Intercesión en días de semana y, cuando se las use, tómeselas o créeselas inspirándose en los modelos más tradicionales
5) Hágase en silencio la preparación de las Ofrendas, en vez de hacerlo en voz alta.
6) Dígase “Oren,hermanos”, en vez de “Oren, hermanos y hermanas”.
7) Usese el Canon Romano, mencionando todos los santos y usando las conclusiones “Por Cristo nuestro Señor”.
8) Inclinarse ostensiblemente sobre la hostia y el cáliz, y recitar las palabras de la consagración lenta y atentamente, dándoles su debido peso metafísico.
9) Manténganse unidos el pulgar y el dedo índice desde la consagración hasta lasabluciones.
10) Omítase el saludo de la paz, el cual, como lo dicen claramente las rúbricas, es opcional.
11) Háganse cuidadosamente las abluciones con vino, y con vino y agua, con los dedos puestos sobre el cáliz.
12) Usese la despedida “La Misa ha terminado, vayan en paz” (o, mejor, “Ite, missa est”).
13) Inclínese la cabeza, tal como indican las rúbricas -rara vez respetadas-, a la mención de...
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