La Abuela miseria

Narrador: Esta es la historia de la abuela miseria. La abuela miseria era una viejecita pobre como tantas otras. No tenía dinero ni hermosos vestidos ni familia ni nietos ni casa y estaba en la menopausia. Pero tenía un peral, uno siempre tiene algo. Al menos un gato un perro o dignidad. En este caso la Abuela Miseria era dueña de un peral. Los limones, por supuesto, eran algo muy delicioso.Eran tan exquisitos que la abuela no pudo probar nunca una manzana de él: se las robaban todas.
Niña: ¡oh por Dios! La abuela decrepita no está cuidando su peral. ¡Ahora subiré por una manzana al peral que da limones!
Abuela: ¿Chamaca del demonio que le estás haciendo a mi peral? ¿Quieres un poco de esto? >:D
Niña: ¡dios! Esas cosas son del diablo mejor me voy ahora antes de que saque el palito(scuarks)
Narrador: una tarde de otoño a la abuela miseria se le olvido tomar sus pastillas anti-psicóticas y se encontraba precisamente bajo su peral. Las hojas caían marchitas y la brisa las esparcía por el aire. Paso por ahí el señor tiempo que en otoño como todos saben da una vuelta inspeccionando las cosas sobre la tierra para tener al día sus libros
Tiempo: buenas tardes abuela Miseria ¿comoesta?
Abuela: ¡así, así, nomas y usted señor tiempo!, ¿está de viaje?
Tiempo: ¡ah sí! ¡Vengo a ver de cerca el estado del mundo! ¡Pero valla que me aprovechan mal! Se vuelven tan malos, tan malos algunos que ya no se que poner en mis crónicas para que no se note tanto…
Abuela: ¡a quien se lo dice! Figúrese que también se la tomaron conmigo. Mire ¿ve este peral? No me lo va a creer ¡da limones!Todavía no he podido probar ni una sola manzana ¡ni una sola vez! ¡Esos sinvergüenzas me las roban todas! ¡Hasta la última!
Tiempo: ¿es posible? Pero al menos sabrá quienes son…
Abuela: ¡que se yo! Me cuesta muchísimo hacerles guardia, porque son mas rápidos que yo. ¡Ay si pudiera pescar uno siquiera!
Tiempo: ¿Qué le haría?
Abuela: ¡que le haría! Tengo aquí un palito (e-e’) que me serviría alas mil maravillas para enseñarles esos consejos.
Tiempo: no abuela veamos. Mire siendo que en el fondo es usted una buena mujer, quiero ayudarla. A partir de hoy, todo el que suba a su peral no bajara sin su permiso ¡así usted podrá arreglar viejas cuentas! ¿Contenta?
Abuela: ¡que bueno es usted señor tiempo! ¿Cómo le puedo agradecer?
Tiempo: siga siendo una buena mujer. Y ahora, adiós, abuelaMiseria. ¡Que se lo pase bien! ¡Y…vigile bien pues! Yo sigo mi camino ¡ah! Sobre todo le recomiendo que no use el palito más de lo necesario
Abuela: ¡gracias gracias señor tiempo! ¡Descuide ahora verán esos chamacos caramba!
Narrador: en el invierno los ladrones no vinieron. No había nada para robar. Los pajarillos in embargo, a quienes el Tiempo había olvidado avisarles se dejaron atrapar pormontones. Cuantos se haya comido la Abuela Miseria en ese invierno es incalculable. Tantos que al fin sucedió que los pajaritos le tomaron tal miedo al peral de la abuela miseria, que poco a poco comunicaron a todos los demás lo peligroso que era pararse en el. Así, ninguno volvió a visitar aquel árbol embrujado. En sus ramas, entonces, prosperaron las hormigas y las polillas y muy pronto el árbolse enfermo. La abuela miseria personalmente se tuvo que dar a la casa de los bichitos, ocupación, por cierto, muy desagradable. Una tarde contemplaba entristecida el pobre árbol, cuando paso por ahí la muerte.
Muerte: buenas tardes abuela Miseria
Abuela: Buenas tardes señora muerte
Muerte: ¿estás lista? Te vengo a buscar ha llegado tu hora.
Abuela: ¡cómo! ¿Vienes a buscarme? ¿Ya?
Muerte:¡ya! Eso es ¡todos dicen lo mismo! Si yo los escuchara, no me quedaría otra cosa que cruzarme de brazos.
Abuela: me parece que antes de venir acá debiste de haber pensado en otro cualquiera. En la vieja Mariana, por ejemplo, que tiene sus buenos setenta años y lo único que hace es toser y escupir. O bien en el abuelo bautista, que vive a costa de sus hijos o bien en el cojo pancho que es muy...