La acondroplasia
Le echa narices a la adolescencia. Decidió operarse y sacrificar buena parte de «esos años que mis amigas dicen que fueron los mejores» para ganar unos centímetrosque le facilitarán enormemente la vida. «Quien piense que es por estética, no tiene ni idea de lo que habla», se anticipa. Podrá recoger sin ayuda las cosas que se le caigan al suelo, llegar a losmostradores y, con un poco de suerte, cuando se opere los brazos, sacar dinero de algún cajero. No se volverá a quedar encerrada en el baño del McDonalds, una simple anécdota entre muchas, que tienegrabada a fuego «por la impotencia que sentí al no llegar a la manilla de aquella puerta tan pesada».
A Carolina le gustaría que todo el mundo supiese que la acondroplasia «no es un problema de talla,conlleva problemas serios de salud». Rechaza a todo aquel que sienta lástima por ella, porque no la necesita. Odia que la traten como a una niña pequeña, «como si me fuese a romper en cualquier momento».Sólo quiere que la gente entienda que «realmente tenemos un problema, pero aún así podemos rendir igual que los demás». Aunque para ello sea necesario ir con parches de morfina a clase. O hacerse lavaliente para que su hermano pequeño no sufra por sus dolores. Aunque ellos, su familia, sí la hayan visto «muchos sábados quedarme en casa llorando, porque no podía salir debido en la mayoría de...
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