La acusación del querellante

LA ACUSACIÓN DEL QUERELLANTE
Juan Manuel Salgado

1. El motivo de esta nota.
En el último número de esta revista el Dr. Gustavo Vitale publicó un artículo1 en el
que manifiesta su acuerdo con una sentencia del Tribunal Superior de Neuquén que anuló
una condena ante la abstención del fiscal en el juicio y el pedido de pena sólo por la parte
querellante.2
Debo a mi amistad con el Dr. Vitaleel conocimiento de su honestidad personal e
intelectual, motivo por el cual sé que su acuerdo con el fallo obedece exclusivamente a sus
convicciones y no a algún afán de congraciarse, como en cambio ha acontecido con
actitudes recientes de otras personas, en el agitado ámbito de la justicia provincial.
Sobradas muestras de firmeza ha dado el Dr. Vitale como para atribuir la coincidencia aalgo más que a una casualidad (ciertamente infausta, desde que otorga una compañía
honorable a quienes no la merecen).
Hecha esta aclaración, iré al tema del artículo mencionado pues quiero fundamentar
mi desacuerdo con sus conclusiones. Allí se afirma que una condena penal resulta válida
sólo si es consecuencia de una previa acusación del ministerio público fiscal. Dicho de otro
modo: siúnicamente el querellante particular ha formulado acusación al concluir el debate,
el tribunal está impedido de fallar en contra del imputado.
2. El recaudo de acusación previa.

1

“Acusación Fiscal y Condena Penal (una relación imprescindible)”, Cuadernos de Derecho Penal, Nº 2,
Neuquén, abril de 2005, pág. 111.
2
Autos “Sabio, Edgardo Alberto – Herrero, Carlos Wasigton s/ falsedad materialde documentos (2 hechos),
falsedad ideológica reiterada (2 hechos) y estafa en grado de tentativa – Vita, Daniel Enrique s/ uso de
documento falso reiterado, falsedad ideológica y tentativa de estafa – Rivas, Nelson del Carmen s/ falsedad
ideológica y tentativa de estafa”. La sentencia no está firme pues el expediente se encuentra en la Corte
Suprema de Justicia de la Nación.

En primerlugar, y como también lo señala Vitale, la cuestión en debate debe ser
cuidadosamente distinguida de otra con la cual parecería emparentada. Me refiero la
exigencia de “acusación previa” que autorice una condena válida y al acto procesal
mediante el cual se cumple con dicho recaudo. Desde el fallo “Tarifeño” de 19893 hasta la
reciente sentencia en “Mostaccio”,4 la Corte ha sostenido que laobservancia de las formas
sustanciales del juicio relativas a la acusación, defensa, prueba y sentencia, en el juicio oral,
requiere que la sentencia condenatoria sea precedida por una solicitud concreta de condena
formulada al término del debate.5
Esta doctrina tiene fundamento en el resguardo del derecho de defensa en juicio,
establecido en el art. 18 de la Constitución. En el procedimiento oral,aún en la forma
llamada “mixta” que rige actualmente en la mayoría de las jurisdicciones, la sentencia debe
basarse en la prueba vertida en el debate, de modo que el requerimiento de pena formulado
al finalizar éste es una condición imprescindible para el ejercicio del derecho de defensa,
pues si no hay acusación ¿qué argumentos rebate el imputado? ¿aquellos que los jueces
tienen ocultos ensu cabeza?. Vitale y yo coincidimos en que la Corte, a partir de
“Mostaccio”, ha retornado a la aplicación de la Constitución, cerrando el infortunado
interregno abierto en el 2002 con “Marcilese”.
3. La acusación del querellante.
Pero de lo que aquí se trata es de una cuestión diferente. Acordando que la
acusación al concluir el debate oral es requisito previo para una sentencia condenatoria¿Esta acusación puede ser válidamente realizada por el querellante o es ineludible que sea
el ministerio público quien la formule?
La exigencia de acusación como condición de una condena válida se funda en la
necesaria dialéctica del proceso: debe exponerse una conclusión clara de la pretensión
punitiva para que la defensa pueda contestarla. Esta lógica atiende al cumplimiento de las
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