La administración

CUENTOS

Las Marionetas
Eran las siete de la noche (¿Qué misterio cabalístico o astrológico encierran las siete de la noche?) del primero de julio de 1978.
De repente uno se siente atraído por las ferias de los pueblos. Hay gente a las que les repugna las ferias. De repente un par de bolitos se lo pasan llevando a uno. Y uno trata de hacerse a un lado para no armar lío.
La música y las vocesestridentes de los altoparlantes, se entrecruzan simultáneamente:
-¡Pase usted a ver el faquir hindú que ya lleva 22 días sin comer un solo bocado! (¡Qué mérito! Hay gente que pasa toda la vida sin comer!)
-¡Corre y juega y va de nuevo, lotería “Los
-¡Churros, chuuuurrroooss, vengan a probarlos
-¡Que no le digan, que no le cuenten, porque a los mejor
-¡Ay, ay, ay, ay! ¡Canta y no llores!-¡deliciosos churros!
-le mienten, venga a ver la mujer araña!
-Pollitos” la pera que se hace bola ¡Sale la siguiente chibolita!
Me detuve a la par de la rueda de Chicago, a ver girar los sillones en el aire y oír los gritos de las mujeres cuando desciende. A la par está la rueda de sillas voladoras. Los jóvenes y los niños patalean como si con eso quisieran impulsar más velocidad. Nuestra evocadaalma de niños cabalga en la rueda de caballitos, con su movimiento de sube y baja.
-¡Pase a ver la función de marionetas! ¡Un espectáculo venido del extranjero!
-Solo diez centavos, pase usted y admire este maravilloso acto!
Estaba indeciso. Quería entrar a la casa embrujada, pero me resultaba aburrido. Los mismos diablos, los mismos fantasmas, las mismas muertes de todas las casas embrujadas.En una champita alumbrada por una lámpara de gasolina, me tomé una cerveza. O tal vez fueron dos. No, yo creo que fue una. Aunque pudieron ser dos. Luego, me decidí, entraría a ver la función de marionetas.
El espectáculo estaba por empezar cuando yo entré. Apenas me senté en las bancas de madera rústica, se apagaron las luces del pequeño salón y solo quedó iluminado el pequeño teatrino.-Apareció un payasito diciendo una serie de chistes picantes. Después una bailarina que se levantaba las naguas con las manos cuando bailaba.
-Luego apareció un títere vestido de frac, haciendo las veces de maestro de ceremonias. El citado maestro de ceremonias anunció que el siguiente acto sería la elección del señor alcalde.
-Tres títeres estaban en una mesa receptora de votos, mientras otroshacían cola para votar. Con movimiento torpes (de fondo se escuchaba música de Strauss), tomaban minúsculos papeles y los depositaban en una pequeña caja de cartón, la cual tenía impresa una etiqueta en inglés. Luego, aparecen dos candidatos reclamando la victoria. Dos títeres vestidos de militares aparecen y matan a los candidatos. Los títeres de la mesa receptora revisan los papeles y luego ordenan ala bailarina anunciarle al payasito la victoria obtenida en las elecciones.
-El payasito y la bailarina son llevados en hombros por los militares y los tres de la mesa receptora.
Aplausos. Las lucen del salón se encienden. El dueño del espectáculo presenta a los titiriteros. Nuevos aplausos. Sale la gente. Yo soy el último en salir. Cuando salgo, la feria está desierta. Las ruedas paradas. Unoque otro trasnochador por ahí. ¿Cuánto duró la función? ¿Cuándo veré otra función semejante?
Picado por una extraña curiosidad, me acerco a un policía y le pregunto:
–Disculpe, ¿qué hora es?
–Las cuatro de la madrugada—me contesta.
–¿Qué fecha es hoy?
–Dos de julio—me dijo.
–¿De qué año?—le pregunté.
–¡Pero hombre! ¡Usted está tomado!
–¡Por favor! ¿Qué año?
–1982—me contestó un pocoenojado– ¡Pero ya, mejor vaya a acostarse!
Completamente desconcertado, me encaminé a casa.
Periódico “Soluna” No. 12 Abril de 1979.

GABINO

Gabino era uno de aquellos niños un poquito alocados, descuidados y distraídos.

En una ocasión tocó a la puerta de mi casa.

–¡Voy!

Con los ojos bien abiertos y la frente arrugada, me pregunta:

–¿Está aquí la hija de mi mamá?

Otra vez...