la amistad
Como María, Juan y Ana hay muchos padres y madres que no hablan con sus hijos de sus relaciones sexuales, de sus problemas económicos y laborales o de sus errores de juventud. Y otros muchos que no les relatan sus miedos, sus preocupaciones, las tensiones familiares, sus problemas legales o los secretos de familia. Pero noexisten muchos datos al respecto. Hay múltiples investigaciones sobre la comunicación familiar, pero suelen focalizarse en la capacidad de diálogo de las familias, en si padres e hijos hablan a menudo y de qué, o sobre qué cuentan o no cuentan los hijos. Porque, aunque cada chaval y cada entorno familiar es diferente, lo habitual es abordar la comunicación familiar desde la preocupación que suscitaen padres y madres la aparición de la intimidad, los silencios o las ocultaciones a medida que los niños crecen y entran en la adolescencia. “El miedo excesivo de los padres, la desconfianza, ahuyentan la comunicación; el adolescente detecta la ansiedad de los padres por saber sus cosas y si lo vive como una intrusión se cierra, provocando más incomunicación”, explica Jorge Tió, psicólogo clínicoy coordinador del equipo de atención al menor de la Fundació Sant Pere Claver.
Sin embargo, la reserva que muestran la mayoría de hijos tiene que ver con la aparición de la intimidad al acercarse o llegar a la adolescencia y difiere poco de las reservas que mantienen los padres sobre lo que consideran su privacidad o sus secretos personales. Lo constató Javier Urra, doctor en Psicología ytambién en Ciencias de la Salud, cuando hace cinco años decidió dar un giro a su libro ¿Qué ocultan nuestros hijos? (La Esfera de los Libros) y preguntar también a los padres qué no cuentan ellos. Su investigación puso de manifiesto que un porcentaje importante de hijos dice que no oculta nada a sus padres y que son muchos los padres y más las madres que aseguran contar todo a sus hijos. Pero tambiéndetectó que unos y otros se reservan algunos temas y por muy parecidas motivaciones. Los hijos callan sobre todo con quién van, qué hacen cuando salen o las malas notas por pudor, por miedo a su reacción o para no preocuparles, entre otras razones, y los padres eluden conversar sobre sus problemas económicos, laborales o familiares, sobre su vida sexual o sobre sus gamberradas de jóvenes para nopreocuparles, porque consideran que no son temas adecuados para ellos o por vergüenza.
Sinceros, no transparentes. “Es normal, preventivo y sano que niños, adolescentes, jóvenes y adultos oculten algunos temas, defiendan su intimidad, no se sientan asediados, invadidos; hay que ser sinceros y no mantener secretismos y zonas fantasmas, pero tampoco hace falta ser transparente, hay cosas que sepueden callar para poder convivir”, justifica Urra.
Y enfatiza que las generaciones anteriores ocultaban mucho más porque la distancia entre padres e hijos era abismal e imperaba el respeto y el miedo al progenitor. “Nuestros antepasados se llevaron más secretos a la tumba; antes el padre hablaba poco, el trato era de usted y se tapaban las vergüenzas; los trapos sucios se lavaban en casa, no...
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