La Anunciada Muerte Del Psicoanálisis

La anunciada muerte del Psicoanálisis
Lic. Sandra Rocaro

A modo de introducción

Termino de leer una entrevista a Mikkel Borch Jacobsen publicada hace unos días en La Nación. Mi primer impulso me lleva a la PC escribo sin interrupciones, expulso palabras, las escupo. Tienen efecto catártico y color amarillo muy subido, muy fuerte.

Acabo de tipear el puntofinal y ya estoy más tranquila, relajada, liviana. Me levanto de la máquina, me sirvo un café y lo tomo. Ahora leo y compruebo que mi texto no genera debate sino polémica, y me pregunto si valdrá la pena quedarse en ese lugar en que el enfado me posicionó, colijo que no, decido correrme. Pero no quiero quitarle el cuerpo a la discusión y entonces opto por empezar de nuevo, con otro tono. Ya lohice, voy a comenzar el tercer párrafo.

Mikkel Borch Jacobsen, filósofo e historiador, nació en Dinamarca, se formó intelectualmente en Francia y eligió residir en los EEUU. Buena elección la suya dado el modo en que ha decidido ganarse el sustento desde hace más de treinta años, esto es: denunciando las supuestas falacias, ocultamientos y manipulaciones de la escuela freudiana ,comenzando por su propio fundador.

Sus burdas criticas, sus absurdas acusaciones, sus pueriles reclamos, no son para nada novedosos como bien sabe el lector interesado en estas cuestiones.

La larga tradición de ataque al Psicoanálisis que se remonta a sus propios inicios encubre un deseo de muerte y es el alto precio que se le quiere hacer pagar a la Teoría Psicoanalítica y a sucreador por la osadía de incluir la dimensión del sujeto allí donde debía reinar la objetividad.

Antiguas resistencias

En 1896 Sigmund Freud creó el método psicoanalítico y desde entonces, él primero, y sus sucesores luego, debieron soportar la adversidad del mundo científico herido en su narcisismo omnisciente por la índole subversiva de la Teoría del Psiquismo Inconciente respectode la posición del saber humano.

El Psicoanálisis, según su propio creador, fue la tercera herida narcisista de la humanidad. La primera estocada la había proporcionado Copérnico al descentrar el planeta; la segunda, Darwin al descentrar al hombre. Freud fue más lejos, se atrevió a descentrar el yo, el sí mismo.

Pensemos en esto: Ciento diez años atrás reinaba la objetividaden el ámbito de la Medicina, y ésta se encontraba muy bien posicionada en el mundillo científico. Le pisaba los talones a Física; seguía de muy cerca a la Química. Pero quiso el destino que el genio de un hombre de ciencia, un neurólogo vienés, diera a luz un método de investigación y tratamiento que consistía esencialmente en evidenciar la significación inconciente de las palabras, losactos , los sueños y hasta las fantasías y delirios de los individuos.

Esta tremenda insolencia, basada principalmente en las asociaciones libres de los sujetos y caracterizada por la interpretación controlada de la resistencia de la transferencia y del deseo, consistía además en un conjunto de teorías que sistematizaban los datos obtenidos por la investigación y el tratamiento.Claro está que lo que el Psicoanálisis trajo, la ciencia médica no lo pudo escuchar, porque aquél era precisamente el fracaso de ésta, porque el inconciente le marcaba los límites, le ponía los puntos sobre las íes a la Medicina.

Fue precisamente entonces cuando los paladines de la objetividad comenzaron a proferir su alarido, un grito desgarrador que no cesa y que parece decir:¡Estábamos tan bien sin inconsciente! Tan bien como cuando pensábamos que el sol giraba alrededor de la tierra y cuando ignorábamos que el hombre descendía del mono.

Evidentemente fue un hueso muy duro de roer para la Medicina eso de extraviar el poder que su saber le otorgaba. Tan rígido, consistente, tenaz, férreo es ese hueso que todavía no ha podido terminar de tragarlo.

Lo...