LA ARDILLA BERNARDA
Páginas: 4 (772 palabras)
Publicado: 4 de junio de 2014
La ardilla Bernarda
Había una vez, en el parque de un viejo castillo en ruinas, una encina gigante, vieja y generosa. Precisamente en la bifurcación de dos ramas habían fijado su morada cincoalegres ardillas estriadas.
La morada de las cinco ardillas tenía siete almacenes, dispuestos a tragarse todo como un pozo sin fondo. Durante el verano, las ardillas no hacían más que ir de un ladopara otro, día y noche, para juntar alimentos. Sabían que el invierno iba a ser largo y duro; debían afrontarlo con la despensa llena, si querían ver la primavera. No paraban: se movían frenéticamentepara reunir y almacenar trigo, nueces, bellotas y bayas.
Trabajaban todas. Todas, menos Bernarda.
Bernarda era una ardilla de hocico inteligente, orejas de filosofa, pelo de buen brillo y hermosacola bien poblada. Mientras sus compañeras iban de un lado a otro afanadas y volvía con las patitas llenas de provisiones, ella estaba absorta con el hocico al aire y los ojos entornados.
- “Pero,Bernarda, ¿por qué no trabajas?”, le preguntaron sus compañeras.
- “¿Cómo que no trabajo?”, respondió Bernarda algo ofendida. “Recojo los rayos del sol para los fríos días del invierno”.
Otravez vieron a Bernarda echada en una gran piedra con los ojos absortos en el prado y le preguntaron:
- “Y ahora, ¿qué haces, Bernarda?”.
- “Recojo colores”, respondió Bernarda con sencillez. “¡Estan gris el invierno!…” Las cuatro ardillas iban y venían cada vez más atareadas. Los almacenes se llenaban de nueces, bayas y otros alimentos. Bernarda, en cambio, disfrutaba tranquila a la sombra deuna planta.
- “¿Sueñas, Bernarda?”, le preguntaron en son de reproche.
Bernarda respondió:
- “¡Oh, no! Recojo palabras. ¡Los días del invierno son tantos y tan aburridos!… Acabaremos por nodecirnos nada”.
Llegó el invierno. Al caer la primera nieve, las cinco ardillas se refugiaron en su gruta de la gran encina. Los primeros días lo pasaron muy bien. Se divertían muchísimo,...
Había una vez, en el parque de un viejo castillo en ruinas, una encina gigante, vieja y generosa. Precisamente en la bifurcación de dos ramas habían fijado su morada cincoalegres ardillas estriadas.
La morada de las cinco ardillas tenía siete almacenes, dispuestos a tragarse todo como un pozo sin fondo. Durante el verano, las ardillas no hacían más que ir de un ladopara otro, día y noche, para juntar alimentos. Sabían que el invierno iba a ser largo y duro; debían afrontarlo con la despensa llena, si querían ver la primavera. No paraban: se movían frenéticamentepara reunir y almacenar trigo, nueces, bellotas y bayas.
Trabajaban todas. Todas, menos Bernarda.
Bernarda era una ardilla de hocico inteligente, orejas de filosofa, pelo de buen brillo y hermosacola bien poblada. Mientras sus compañeras iban de un lado a otro afanadas y volvía con las patitas llenas de provisiones, ella estaba absorta con el hocico al aire y los ojos entornados.
- “Pero,Bernarda, ¿por qué no trabajas?”, le preguntaron sus compañeras.
- “¿Cómo que no trabajo?”, respondió Bernarda algo ofendida. “Recojo los rayos del sol para los fríos días del invierno”.
Otravez vieron a Bernarda echada en una gran piedra con los ojos absortos en el prado y le preguntaron:
- “Y ahora, ¿qué haces, Bernarda?”.
- “Recojo colores”, respondió Bernarda con sencillez. “¡Estan gris el invierno!…” Las cuatro ardillas iban y venían cada vez más atareadas. Los almacenes se llenaban de nueces, bayas y otros alimentos. Bernarda, en cambio, disfrutaba tranquila a la sombra deuna planta.
- “¿Sueñas, Bernarda?”, le preguntaron en son de reproche.
Bernarda respondió:
- “¡Oh, no! Recojo palabras. ¡Los días del invierno son tantos y tan aburridos!… Acabaremos por nodecirnos nada”.
Llegó el invierno. Al caer la primera nieve, las cinco ardillas se refugiaron en su gruta de la gran encina. Los primeros días lo pasaron muy bien. Se divertían muchísimo,...
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