La argentina que viene

Hace tiempo que las urgencias de la cotidianeidad nos distraen; estamos preocupados por lo que nos pasa sin ocuparnos por determinar las razones de por qué las cosas son como son.

Lascelebraciones del Bicentenario devinieron en espectáculos coloridos, en show y no en celebración patria. Las galas ocultaron la posibilidad de convertir al 25 de mayo en jornada de reflexión y compromiso y nopocos optaron por hacer uso de un fin de semana más que largo. Banal, pero cierto.
El resultado doblegó a los propósitos iniciales de conmemorar los 200 años con metas claras, consensuadas y sostenidasen el tiempo, dándole razón a quienes actúan convencidos de que en el país nada puede ser concretado planificadamente, con elaboración. Una vez más ha prevalecido la improvisación y la fechaprofundizó el interrogante: ¿los argentinos estábamos en condiciones de celebrar?

El Bicentenario-y con esto vamos a meternos en un intento de procurar saber después de los 200 años qué-, nos planteó elmomento de abocarnos, a modo de principal tarea nacional, al perfeccionamiento de las instituciones, reconociendo que aunque sea esta la principal necesidad política, la primera necesidad social eserradicar la pobreza. Aunque es bueno precisar que pese al marco que describimos, hemos avanzado en conquistas cívicas pero retrocedido en los beneficios sociales recibidos por las más amplias franjaspoblacionales.

En la centuria anterior, 1910 fue un punto de recordación muy distinto a los dos siglos de vida nacional; el país recordó sus cien años en el ejercicio de un proyecto estrecho peroexistente, para después de aquella fecha ingresar en un camino de crisis que puso al desnudo la incapacidad de las elites para resolver las demandas de la sociedad.
El tiempo transcurrido desde 1910 al2010 del presente, en un largo trecho, estuvo signado por golpes de Estado que quebrantaron la voluntad de las mayorías durante largos 46 años, entre 1930 y 1976. Este padecimiento fue superado por...