LA AUSENCIA MÁGICA DE GABO

LA AUSENCIA MÁGICA DE GABO

“Era como si Dios hubiera resuelto poner a prueba toda capacidad de asombro, y mantuviera a los habitantes de Macondo en un permanente vaivén entre el alborozo y el desencanto, la duda y la revelación, hasta el extremo de que ya nadie podía saber a ciencia cierta dónde estaban los límites de la realidad. Era un intrincado frangollo de verdades y espejismos…”
Aqueljueves 21 de octubre de 1.982, en una mañana fría y con lluvia, conocimos la gran noticia del otorgamiento del Premio Nobel de Literatura a Gabriel García Márquez. Estábamos en el colegio, donde cursábamos segundo año de la secundaria, en un puerto ribereño, en el que la brisa del viento y la corriente del río Magdalena nos traerían la buena nueva del Nobel de las letras para el colombiano. Nospusimos de fiesta, la alegría desbordaba nuestras inquietudes intelectuales incipientes, pero, fue la fraternidad entre los estudiantes y los docentes, la que ese día y los que siguieron marcaría para siempre nuestras vidas. Con García Márquez hemos aprendido que el arraigo con el territorio que nos ha visto nacer y las vivencias de la infancia serán las que habrán de marcar definitivamentenuestras inquietudes y tendencias hacia el deseo de la vida. Y claro que es así. Si bien podríamos aceptar que para el año de 1.982 no hubo un solo colombiano que no hubiese sido desbordado por la magnífica noticia del premio Nobel, también es merecido decir que en algunos lugares aquel acontecimiento se pudo vivir más cercano. Y no era para menos, tal acontecimiento literario, en los albores de nuestraadolescencia, nos hacía ruborizar, y soñar a la vez, con conquistar también el mundo, ese mundo que ahora nos hacía más próximo nuestro GABO. Y decimos esto porque es cierto que gracias a que estábamos ubicados en el corazón mismo del Río de La Magdalena, es que pudimos vivenciar el significado del Caribe, sus historias, tradiciones y cultura, y así mismo, el lugar de conexión con el MundoEuropeo que entró por allí hace ya quinientos veintidós años tras la desventura de la Conquista Española.
Ese lugar de nuestros recuerdos nostálgicos es Puerto Boyacá, único territorio caliente del resto frío e intenso del Departamento de Boyacá. A la fecha del Nobel contaba con una historia pueblerina de apenas cuatro décadas tras las exploraciones de petróleo que venía realizando la Compañíanorteamericana “Texas Petroleum Company”, y dos décadas largas de constitución jurídica y política como municipio (1.957). Un pueblo lleno de riquezas, pues, al lado de los yacimientos petroleros, contaba también con tierras fértiles para la Ganadería, la Agricultura y su exuberante Río Magdalena para la Navegación, el Transporte y la Pesca, condiciones que condujeron al Puerto a configurarse con unadiversidad cosmopolita al llegar gentes de diversas regiones del país: Costeños, Antioqueños, Tolimenses, Caldenses, Chocoanos, convirtiéndose en un gran pueblo y todo un municipio macro-cultural.
En realidad, no podemos dejar pasar esta oportunidad para reencontrarnos en la memoria colectiva con los maestros que nos rodearon en aquel momento, intelectuales y creativos, egresados de la UniversidadPedagógica Nacional, y de la Pedagógica y Tecnológica de Tunja, fieles participantes de las luchas del Magisterio en los años setenta y consecuentes con la reflexión pedagógica de la siguiente década. El amor por las letras y las artes eran el cotidiano de nuestras vidas, así como también, las marchas por la Defensa de la Educación Pública. Los vínculos creados entre docentes y estudiantes fue talvez lo que hizo que la gloria del Premio Nobel de Literatura nos embriagara hasta la saciedad y nos promoviera los ímpetus de libertad, autonomía, soberanía y democracia. Estos maestros, ya muchos de ellos en uso de buen retiro, en medio de la arremetida paramilitar de la que fuimos tristemente testigos de su nacer y auge, una noche más de aquellos tiempos sombríos compartieron sus enseñanzas, y...