la aventura del fabricante de colores retirado
LA AVENTURA DEL FABRICANTE
DE COLORES RETIRADO
por Arthur Conan Doyle
Sherlock Holmes estaba aquella mañana de humor melancólico y
filosófico. Su naturaleza, siempre despierta y práctica, se hallaba
sujeta a esta clase de reacciones.
- ¿Le vio usted a ese hombre? - me preguntó.
- ¿Se refiere al anciano que acaba desalir?
- A ese mismo.
- Sí, me crucé con él en la puerta.
- ¿Qué impresión le produjo?
- La de un hombre patético, fútil, vencido.
- Exactamente, Watson. Patético y fútil. Pero, ¿no es la vida una
cosa patética y fútil? ¿No es su historia un microcosmos de la
historia toda? Alcanzamos. Apresamos. ¿ Y qué queda al final en
nuestras manos? Una sombra. O, peor aún que una sombra: el
dolor.- ¿Es ese hombre cliente suyo?
- Sí, me imagino que puedo darle ese calificativo. Me lo han enviado
de Scotland Yard. De la misma manera que los médicos envían a
veces a sus enfermos incurables a un curandero. Dicen que ellos ya
nada pueden hacer y que, ocurra lo que ocurriere, no es posible que
el enfermo se encuentre peor.
- ¿Y qué le pasa a ése?
Holmes echó mano a una tarjeta bastantegrasienta que había
encima de la mesa:
- “Josiah Amberley”. Dice que es el socio más reciente de la firma
Brickfall y Amberley, fabricante de materiales artísticos. Puede
usted ver esos nombres en las cajas de colores. Reunió su
pacotilla, se retiró de los negocios a la edad de sesenta y un años,
compró una casa en Lewisham y se asentó allí para descansar
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Selección de cuentos deajedrez - Club d’Escacs Sant Martí (Barcelona)
después de una vida de incesante ajetreo. Cualquiera pensaría que
de ese modo tenía el porvenir tolerablemente seguro.
- En efecto.
Holmes echó un vistazo a algunas notas que había garrapateado en
el respaldo de un sobre.
- Se retiró del negocio el año mil ochocientos noventa y seis,
Watson. A principios de mil ochocientos noventa y siete secasó con
una mujer veinte años más joven que él y, además, bien parecida,
si la fotografía no la favorece. Una renta suficiente para vivir con
desahogo, una mujer, ninguna obligación de trabajar: todo ello
parecía brindar un camino recto a su vida. Y, sin embargo, se
convierte en menos de dos años en un pobre ser vencido y
miserable, tanto como el más vencido y miserable que repta bajo elsol.
- Pero, ¿qué ha ocurrido?
- La historia de siempre, Watson. Un amigo desleal y una mujer
casquivana. Según parece, Amberley tiene una afición en la vida: el
ajedrez. En Lewisham, vive un médico joven que es también
aficionado a jugar al ajedrez. Tengo anotado su nombre: el doctor
Ray Ernest. Ernest visitaba la casa con frecuencia, y la
consecuencia natural fue que surgiese una intimidadentre él y la
señora Amberley, porque tendrá usted que reconocer que nuestro
infortunado cliente posee pocas gracias exteriores, por grandes que
puedan ser las dotes de su alma. La pareja aquella se fugó la
semana pasada, con dirección desconocida, y lo que es más: la
infiel esposa se alzó con la caja de documentos del viejo, en calidad
de equipaje personal, y con una buena parte de losahorros que
había hecho en su vida, dentro de la caja. ¿Podemos dar con el
paradero de la mujer? ¿Podemos recuperar el dinero? Como usted
ve, el problema es hasta aquí de lo más vulgar, aunque de
importancia vital para míster Josiah Amberley.
- ¿Y qué piensa usted hacer al respecto?
- Da la casualidad, querido Watson, que la primera pregunta es esta
otra: ¿Qué va a hacer usted? Si es que tieneusted la bondad de
hacerse cargo de mi papel. Sabe que me encuentro preocupado en
el caso de los patriarcas coptos, que hoy hará crisis. La verdad es
que no tengo tiempo para desplazarme a Lewisham; y, sin
embargo, las observaciones que se hagan en el lugar mismo tienen
un valor, especial. El viejo ese insistió mucho en que fuese yo, pero
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Selección de cuentos de ajedrez - Club...
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