La Aventura En El Cementerio

La aventura en el cementerio
Los patojos como de costumbre, corríamos a reunirnos con el Tío Lencho.
Don Lencho nos contaba uno a uno sus relatos y no iniciaba sin estar conforme que todo el grupoestaba completo.
Principiando de este modo. No están ustedes para saberlo ni yo para contarlo pero es la mera verdad como que yo Lencho Quintero vivió en carne propia lo que parece leyenda.
Allá en lostiempos de don Juan José Arévalo yo ya no estaba tan joven y como dicen entre más viejo más bruto. Con mi amistad cada sábado nos rempujábamos unos buenos riendazos.
Pero como dicen el que mal andamal acaba .perdiendo la vergüenza empezamos a faltar al chance andando en montón “fuerceros” un día de tantos encontré un buen amigo Chanito el me ayudo a salir del mal camino gracias a el conseguí unempleo allá por la venida Bolívar. Él era un hombre incansable después de su trabajo de policía se ocupaba de otros menesteres. Seguí trabajando donde Chanito me recomendó al pasar el tiempo fallecióel dueño y mi trabajo finalizo.
Buscaba a chanito pero ya no lo encontré. Desesperado volví a la farra y los pocos centavos de Indemnización se fueron en la cantina del “Callejón del Conejo” Uno demis Aleros Darío, quien ya paso a mejor vida.
Con Darío inventábamos cada cuento para agenciarnos pisto para guaro. Que para que les cuento, al llegar a los extremos de vender los grandes ayotes quese dan al fondo del barranco del Cementerio de la Verbena. Los llevábamos a la placita quemada donde las Locatarias los pagaban muy bien.
Era aquel tiempo que el octavo costaba ocho centavos,imagínense lo barato de aquella vida en aquellos tiempos.
Una tarde más a matraca que de costumbre, cuando bajábamos la empinada cuesta, cataplun de un resbalon nos fuimos con todo y ayotes al fondo.
Cuandollegamos hasta abajo un ayote nos estampo en la cabeza horas después despertamos con el dolor de cabeza, y la gran goma inevitable y temblorosa que no se la deseamos al peor de los enemigos.
Ni...