La Baltasara

En pleno Siglo de Oro, vivió y reinó en los corrales de comedias una
de las actrices de más personalidad y vitalismo de la escena española: La
Baltasara , Francisca Baltasara de los Reyes.Sobresalió la Baltasara no sólo por su belleza, sino por su versatilidad, desempeñando tanto papeles de primera dama como de travestís. Tan apreciada fue del público, que se decía que siella hubiese dejado de trabajar algunos días, el teatro donde actuaba habría tenido que cerrarse.
Hallábase en el apogeo de su fama, aclamada por los aplausos del público,
en el esplendor desus galas y de sus diversiones mundanas, sobrada
de admiradores y de amantes y halagada por una gloriosa carrera, cuando
la Baltasarasintióse «iluminada por la Divina Gracia». Se separóentonces de la compañía para ir a retirarse a una ermita dedicada a San Juan Bautista, en las cercanías de Cartagena (nuestro monte Miral), allí acudieron a buscarla su marido, Miguel Ruiz, unacompañera también artista, Josefa, y un ex amante para pedirle que volviera a las tablas del teatro. Sin embargo, al negarse ésta a volver a la escena, éstos se quedaron con ella a vivir en otroseremitorios del monte Miral frente al Monasterio de San Ginés de la Jara.
Algunos cronistas salpicaron los últimos años de la existencia de la actriz
de milagrosos portentos, relacionándosesu muerte con acontecimientos
sobrenaturales que afirmaban incluso que a la muerte de Baltasara se habrían sentido cosas extrañas, entre ellas «haberse tañido espontáneamente las campanas»Es aquí relevante observar que algunos testimonios, y unas coplas de
su época, apuntaban a la Baltasara como ejemplo de una mujer sensual y
disoluta, en vía (a través del arrepentimiento yde la conversión) hacia la
santidad:

“Pero amigo, amemos y vivamos
mientras la edad por mozas no declara;
que después querrá el cielo que seamos
lo mismo que ayer fue la Baltasara”